Ciclismo
¿Wout Van Aert fuera del Jumbo?
Creo que el Jumbo no es el principal lastre para el progreso de Van Aert
Hay varias cosas claras sobre el presente de Wout Van Aert, con o sin Jumbo en el análisis.
Yo lo veo parte activa y clara de ese big 6, incluso cuando sus resultados no han sido los mejores.
Sin embargo, pesa la opción de verle fuera de equipo amarillo, ahora mismo el mejor del mundo.
El otro día cuando hablé del trecho que se había abierto entre él y Van der Poel, a favor del segundo, mucha gente me sacó el pluriempleo que Wout Van Aert tiene asignado en el Jumbo Visma.
Aunque es una teoría golosa, no acabo de verlo.
En la balanza con Mathieu, Van Aert es un ciclista más completo y con más registros, básicamente todo lo hace bien
El belga es un coco por donde pise, impresiona e intimida, pero decir que está condicionado por su equipo es simplificar mucho las cosas.
Van Aert trabaja para terceros durante varios tramos de la temporada, pero en momentos puntuales, como hizo con Roglic en una París-Niza o el propio Vingegaard en el Tour.
Son menesteres de estar en el mejor equipo del mundo, situaciones que, por ejemplo, no le impidieron ganar tres etapas en cada uno de los dos Tours anteriores.
Este año en el Tour, Van Aert no ha ganado etapas pero optó a hacerlo.
Sucede que la competencia en Francia ha sido brutal, prueba de ello es que Van der Poel tampoco las olió
El belga ha sido el mejor gregario de Vingegaard, pero en caso que no estuviera el danés, seguiría estando a tope para la mejor carrera.
No en vano, el Tour, nada menos que el Tour, ha sido la carrera en la que hemos encontrado la mejor versión de Van Aert, y no sólo un año, y sí en varios.
El problema es que fuera de aquí, donde se mide con su archirival, Van Aert no rinde como esperamos meses que lo haga.
Estar bien en el Tour, no le condiciona salir a por todas en la primavera, al contrario, está el la puja de los adoquines y otras grandes carreras.
Jumbo ha culminado grandes actuaciones colectivas en las clásicas -véase Van Baarle en la Het Nieuwsblad-, pero con Van Aert siempre le falta un poquito, lo vimos en Roubaix, en Flandes, carreras a las que fue, por cierto, excelentemente rodeado por correr en una estructura como en la que está.
Benoot, Van Baarle, Van Hooydonck y Laporte corren a su lado.
El equipo no veo que sea el problema por el pluriempleo que tiene, aunque quizá sí por la mentalidad, o quizá por que Van Aert ya no progresa más en esta estructura.
En este caso una salida oportuna, aunque no sé si viable, sería ver a Wout en las huestes del Soudal, una «paja mental» por la que pagaría dinero.
Todo aquel que han entrado en la estructura azul ha sacado petróleo en las grandes de la primavera, son expertos en adoquines y ahora mismo no tienen un caballo ganador.
Si la opción de Remco a Ineos toma camino, podríamos contemplar ¿un paso de Van Aert a chez Lefevere?
Si en Jumbo, Van Aert tiene todo, estructura y galones, quizá falle otra cosa que tiene que ver con la mentalidad.
Si en una cosa se destacan los equipos de Lefevere es en el poder colectivo para derrotar las individualidades, ha competido y ganado a grandes monstruos del tamaño de Peter Sagan o el mismo Van der Poel, hace dos años en Flandes.
Sólo imaginarlo….
Ciclismo
Alejandro Valverde no sería el mejor seleccionador español
La opción de Alejandro Valverde como seleccionador es golosa, pero no necesariamente la más adecuada
Como cada año por estas fechas, el ciclismo vive de «culebrones» e historias inesperadas. Hace 365 días, el foco estaba en el acto de rebeldía de Cian Uijtdebroeck en el Bora y su deseado salto al Jumbo-Visma. Hoy, en cambio, leemos que Alejandro Valverde suena para ser el seleccionador nacional.
Sinceramente, no tengo nada en contra del murciano, pero pensar que Valverde podría ser seleccionador nacional no me genera ninguna garantía.
La historia está llena de grandes ciclistas que, al asumir el rol de directores de equipo, no han logrado marcar la diferencia.
Al contrario, se han hundido en la contradicción de ver que muchos de sus pupilos no han sido capaces de igualar su nivel.
Pero eso no es todo.
La trayectoria de Alejandro Valverde en los mundiales de ciclismo, el principal reto al que se enfrenta cualquier seleccionador, no ofrece el mejor antecedente para el cargo.
Es cierto que nadie tiene más medallas que él, pero cuando fue campeón del mundo, ya habían pasado por delante de él no pocas oportunidades para haberlo sido mucho antes.
Viajemos a Florencia, en 2013, cuando Alejandro Valverde mencionó sus cinco medallas en mundiales para explicar el sentimiento de satisfacción que siempre ha utilizado cuando un resultado no le es favorable.
Un bronce es interesante, pero cuando ya tienes tres colgados de tu cuello, ya no resulta tan atractivo.
En 2003, con Igor Astarloa como campeón, Valverde logró la plata.
En ese momento, todos tuvimos claro que este veloz ciclista algún día sería campeón del mundo, pero la estadística no le fue favorable hasta muchos años después.
Valverde quemó unos años maravillosos, en los que la naturaleza le dotó de un talento inmejorable para ser el ciclista de la década, pero el resultado se quedó corto.
Cuando Valverde «la pifió» en el mundial que debió ser de Purito, en un escenario que el seleccionador Javier Mínguez veía con claridad, vinieron a la mente dos ciclistas: Samuel Sánchez y Óscar Freire.
Los cito porque, al igual que Purito, tuvieron que sufrir esas lagunas en el proceder de Valverde, las cuales acabaron por arruinar el plan perfecto, tal y como ocurrió en Florencia en 2013.
Sin embargo, este repaso sería incompleto si no comenzamos por el principio: Verona 2004, cuando el murciano trabajó muy bien para Óscar Freire en su tercer campeonato del mundo.
En 2012, en Valkenburg, con la certeza de que Freire se retiraba y estaba ante su último cartucho, se asumió que el cántabro era la baza principal de la selección.
Valverde aceptó el rol, pero en el momento clave, se quedó entre dos aguas.
Desbordado por Philippe Gilbert, no auxilió a Freire ni intentó frenar al belga.
La mecha se encendió en cuanto cruzaron la meta. Freire, ya decidido a retirarse, señaló al murciano con su mirada crítica. Curiosamente, hoy, como ayer, Freire reivindica que el puesto de seleccionador le fue ofrecido antes a él y no a Valverde.
Años antes, en 2006, en Salzburgo, y en medio de otras ocasiones fallidas en la búsqueda del título mundial, Valverde ya había encendido comentarios y conjeturas con su peculiar manera de correr.
En ese mundial, todo parecía indicar que la carrera terminaría en una llegada masiva, hasta que apareció un «obús» del pelotón llamado Samuel Sánchez. Valverde, pegado a su rueda, parecía estar en la mejor disposición.
Erik Zabel y Paolo Bettini también estaban presentes. Era la situación soñada: dos de cuatro escapados a menos de 1000 metros de la meta. Samuel hizo un trabajo descomunal. En una llegada, de 100, Valverde le ganaba 99 veces a Bettini y Zabel, pero esa vez, tanto el italiano como el alemán fueron mejores que el murciano.
Aquel desenlace lo comenté con el propio Samuel Sánchez en una entrevista publicada en la revista Ciclismo en Ruta de noviembre de ese año. Aquí lo que dijo Samuel sobre ese final mundialista:
“Nunca sabremos qué habría pasado. Lo que tengo claro es que me fui de Salzburgo muy satisfecho porque hice el trabajo a la perfección. También es cierto que, si hubiésemos actuado de otra manera, podríamos haber ganado el Mundial. Trabajamos como un equipo con el objetivo de conseguir medalla, y nunca podremos cuestionar al técnico. Paco hizo un equipo con todas las letras y siempre nos ha tratado muy bien”.
En un tercer de segundo, con la meta a menos de un kilómetro, rompes la carrera, y Valverde se sitúa a tu rueda. En ese instante, la suerte de una prueba tan importante como el Mundial está en tus piernas.
¿Eres consciente de que pudiste haber sido campeón del mundo? le pregunté.
“Si en el momento en que arranco, Alejandro y yo hubiésemos estado más listos, podríamos haber ganado. Si ataco y me voy solo, hubiera ganado. Si Alejandro sale a mi rueda y corta el pelotón tras él, el desenlace hubiera sido otro. Hay que tener en cuenta que íbamos a 70 km/h y a 185 pulsaciones. Todo lo que hablemos ahora son sólo hipótesis. Después de 270 kilómetros, cualquiera que llegue mejor que tú, te puede ganar. Le comenté a Valverde durante la carrera que no metiese el 11 llevando un 54 delante, y terminó por atrancarse un poco. Yo iba con un 53×11”.
Veremos si Alejandro Valverde llega a ser seleccionador. Suena bonito para el gran público, pero la letra pequeña…
Ciclismo
El accidente de Remco Evenepoel y el juego de la ruleta
Un accidente como el de Evenepoel nos recuerda que el ciclista siempre es el eslabón frágil
Me cuesta creer en las casualidades, ni siquiera en un supuesto reparto equitativo de desgracias y accidentes, pero cuando leí el informe sobre Remco Evenepoel tras su choque con un vehículo de reparto, no pude evitar pensar en sus dos grandes rivales del Tour de Francia.
Una cosa es no creer en las casualidades, y otra es que el carrusel de la vida ciclista haya colocado a cada uno de los integrantes del podio de Niza ante la misma situación: los efectos de una caída, accidente o percance que te deja tocado.
Todo esto ha sucedido en un año y medio, afectando a los tres mejores ciclistas de grandes vueltas, en un entorno de hipercompetitividad donde cualquier paso en falso te puede dejar fuera de la ecuación.
Es cierto que el belga estuvo involucrado en la misma caída que Vingegaard en Itzulia, pero también es verdad que salió menos perjudicado que el danés.
Sin embargo, este accidente de Remco Evenepoel en Bélgica es de otro nivel de gravedad.
Evenepoel comenzará la temporada 2025 lastrado por un accidente que, afortunadamente, no fue peor, pero que sin duda nos enfrenta a una realidad ineludible para todos los ciclistas, incluidas las estrellas: nadie está exento de un susto mayúsculo, en cualquier lugar, en cualquier momento.
Hace un tiempo, cuando este «mal anillado cuaderno» apenas comenzaba, escribimos un post sobre los padres que se quedan en casa viendo a su hijo ciclista salir a entrenar.
Este incidente con Remco me recordó ese texto, un homenaje a las personas que nos rodean y nos miran con recelo cuando tomamos la bicicleta y salimos a rodar.
La bicicleta sigue siendo un vehículo maravilloso, pero esa belleza no quita que sea peligrosa, porque, al final, el ciclista sigue siendo el eslabón frágil de la cadena.
Patrick Lefevere comentó sobre Evenepoel que lo que le ha sucedido —ir en bici y que alguien abra una puerta sin mirar— ocurre con frecuencia en muchas partes del mundo.
Los efectos ya los hemos visto: una lista de lesiones que asusta para un gesto tan nimio. Decir que hay que mirar SIEMPRE antes de abrir una puerta debería ser innecesario, pero, aun así, es imprescindible repetirlo.
Mucha suerte a Remco en lo que le viene por delante. El ciclismo es así: tocar el cielo en París en agosto y besar el suelo en diciembre.
Y sí, estoy seguro de que él no será el último en vivir una historia similar.
Imagen:
A.S.O./Billy Ceusters
Ciclismo
Me gusta que la Vuelta salga del extranjero pero…
La Vuelta va a encadenar tres salidas desde el extranjero
No lo sé, no lo he comprobado, pero que la Vuelta hilvane tres inicios consecutivos fuera de España creo que nunca ha sucedido.
Podríamos decir que se parece al Tour y, aunque sobre el papel parezca un abuso, no me parece mal que, de vez en cuando, la carrera salga más allá de los Pirineos.
Primero, porque significa que la competición es atractiva, que tiene una marca consolidada y un buen tirón mediático. Y segundo, y más importante, porque contribuye a la salud financiera de nuestra carrera.
Ojo, que la Vuelta va a encadenar salidas en Lisboa, Turín y Mónaco, con la irrupción de Barcelona para evitar que Utrecht se uniera al listado de forma consecutiva.
No son pocas salidas, y en este caso, Italia se convierte en el primer país de las tres grandes que albergará una salida de cada una de ellas.
En todo caso, dejando de lado la estadística más friki, insisto en que me gusta que la Vuelta salga al extranjero, aunque quizá no en tres ediciones seguidas.
Entiendo que el negocio es lo primero, debe ser así, pero encadenar tres salidas internacionales es excesivo, incluso para quienes disfrutamos estas cosas, más aún cuando hay muchos lugares en España que llevan años sin aparecer en la carrera.
Claro que, en esto, también hay truco: si esas ciudades no apuestan por acoger la Vuelta, poco se puede hacer. Pero cuesta creer que no haya localidades importantes en España capaces de albergar la salida, como Lille lo hará con el Tour el próximo año.
Otra cuestión son las etapas previstas para la salida piamontesa. Un tríptico que, veremos, podría convertirse en una oportunidad perdida cuando la carrera salga de Italia, quedando más como un gesto simbólico que como una verdadera competición.
El ciclismo tiene la capacidad de vender país y marca como pocos deportes, pero si todo se resume a la salida y a unos días de estancia sin impacto relevante en la carrera, no sé hasta qué punto tiene sentido el esfuerzo de las instituciones locales por un puñado de horas intrascendentes, como ocurrió con la salida húngara del Giro, que enfadó a tanta gente por la escasa relevancia deportiva de esos días.
El trazado de las tres primeras etapas de la Vuelta, con llegada en alto incluida, transmite poco o nada, al menos a priori.
imagen: Unipublic/Cxcling/Beatriz Martinez
Ciclismo
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20 de agosto, 2023 En 0:15
Mmm,,, Lo del pluriempleo te lo compro, pero sólo a medias.
Yo no he visto otros años a Wout trabajando tanto y con tal intensidad como en este del 2023.
Estuvo en el llano, en la contrareloj y en la montaña currando para Vingegaard. Como un bestia.
Sí, también en la crono, porque era la referencia más clara para Jonas.
Yo no he visto jamás a Van Aert haciendo lo que hizo este año en la alta montaña del Tour.
Incluso un día hasta disputó una etapa con muchos puertos encadenados (creo que junto a Marc Soler y Wout Poels, pero no recuerdo bien).
Me jode mucho que haya hecho un Tour tan espectacular y no haya ganado nada de nada…
Pocas veces he visto a un gregario dar tanto durante tantos días y en tantos terrenos posibles.
A su lado, Van der Poel fue casi en padiola casi toda la carrera (salvo los lanzamientos que hizo en algunos esprints).