Opinión ciclista
Un respeto para los que han de venir
Mirad lo que escribe Juan Gutiérrez, jefe de polideportivo en el Diario As, en su último escrito de su blog:
“Me temo que a Flecha le vamos a echar mucho de menos, como ya hemos añorado este año a Freire. Ellos han expandido el universo de las clásicas a los aficionados, han demostrado que hay ciclismo más allá de las grandes rondas, y han marcado el camino a unos potenciales sucesores que, paradójicamente, no se adivinan en el horizonte. Porque el problema actual del ciclismo español es precisamente ese: ¿dónde están los sucesores para evitar la extinción de la Edad de Oro? Unos se van, otros no llegan”
Lo que aquí plasmamos es el epílogo del texto firmado por el periodista del diario madrileño. Es una muestra tangible, reciente y humeante de la línea editorial que se ha adoptado frente al presente y futuro inmediato del ciclismo español.
Llevamos años en la cresta de la ola. Esta historia de éxito sobre ruedas finas va más allá de lo que muchos imaginamos en un primer momento. Yo la ubicaría hace treinta años y en el histórico podio de Angel Arroyo en el Tour de Francia, pues con él se abrió la puerta y se derribaron muros mentales para el resto. El talento hispano no tardaría en adueñarse de la mejor carrera y la hoja de servicio está ahí.
Pero diría incluso más, porque los éxitos han llegado en una época convulsa de dopaje, trampas y redadas en las que nuestro ciclismo ha sido castigado, no quizá del todo, pero sí con rigor, mucho más rigor que otros deportes. Mucha gente importante ha caído en operaciones puertos y demás, y sin embargo la capacidad de regeneración ha sido impactante.
Pero como digo todo toca a su fin. El último ciclo de éxitos españoles, situado a partir de los Juegos Olímpicos de Pequín ha sido cuajado por una generación que más bien que mal ha sorteado las historias relacionadas con el dopaje. Algunos cumplieron sanción, como Alberto Contador o Alejandro Valverde, y otros compitieron, y compiten, con el expediente blanco. Sea como fuere este periodo ha sido inolvidable, la auténtica modernización de este deporte en España, universalizando éxitos y perfiles. No en vano en este ciclo cayeron hasta tres monumentos en diferentes años. Eso sí, quedan las grandes adoquinadas, y en ese empeño a Juan Antonio Flecha sí que lo echaremos de menos, casi tanto como las tácticas imposibles que le movían en la obsesión de ganar en Roubaix.
Sin embargo es triste que muchos periodistas se percaten ahora de que vienen vacas flacas. La lectura de la prensa española del estado de su ciclismo es esa, se avecina un periodo complicado, escaso en triunfos y lejos de las mejores empresas. Lo dicen los mismos que despachaban éxitos mayúsculos con breves y escaso espacio.
Porque la prensa deportiva en España es el fiel reflejo de una mal llamada afición. Sólo les interesa el éxito y quien lo rubrique, nada dicen de la belleza de ese deporte, nada cantan de su plasticidad y mucho menos reconocerán el campeón, si éste no es español. Es lo que hay, me dirán, pero es triste, casposo y zafio.
Ahora que muchos plumillas dicen que el ciclismo español no será lo que fue hasta hace bien poco –y ojo porque a algunos de esta generación dorada les queda cuerda- y emplean un tono casi de desprecio para lo que ha de venir. Hablan de que nadie podrá sustituir a Purito, a Freire, a Samuel,… y quizá tengan razón, posiblemente no rayen a su altura, pero son profesionales, darán lo que sus piernas les permitan y defenderán el pabellón con dignidad, pues muchos de esos que están llamados a coger el testigo de la mejor generación de ciclistas españoles de la historia se han curtido en la adversidad y con una carencia de medios brutal respecto a quienes serán sus rivales.
No he de imaginar qué mérito reviste el triunfo de Rubén Fernández en el Tour del Porvenir, rodeado de auténticas potencias como Australia, Reino Unido y Francia. Es cierto que rodar al nivel de Valverde, Contador y Sastre será complicado, pero la nueva generación merece más crédito y menos desprestigio. El tiempo les pondrá en su sitio y si lo hacen con el convencimiento de haberlo dado todo, nada habrá que reprocharles.
Foto tomada de www.teinteresa.com
Opinión ciclista
Grandes vueltas: ¿Quién es el mejor de la historia?
También en grandes vueltas, nadie se puede medir a Eddy Merckx
Las grandes vueltas son al ciclismo lo que los contrafuertes a una catedral.
Podrán gustar más o menos que las grandes clásicas, ciclismo de un sorbo, cargado como un buen café, pero en las tres semanas de un Tour o Giro o Vuelta salen a flote las miserias y excelencias de los ciclistas.
Nosotros somos más de clásicas, ciertamente, pero el fuego lento también le sienta bien a este deporte.
Hemos visto este listado, este top ten en Facebook y no nos hemos podido resistir a opinar, un poquito sólo, sobre los grandes de siempre en esta historia de tres semanas y mil aventuras.
Y vemos que el primero, como en casi todo, porque superarle se antoja imposible en un largo tiempo es Eddy Merckx, el corredor que resume su carrera diciendo que lo ganó todo, todo lo importante, salvo la París-Tours.
Eddy Merckx instauró una especie de yugo sobre el ciclismo que conoció que no tuvo muchos más nombres salvo el suyo desde finales de los sesenta a mediatos de los setenta.
El control de Merckx fue tal que en esa lista sólo sale un contemporáneo suyo, el escurridizo Felice Gimondi, protagonista en aquella jornada de Pra-Loup que cantó el ocaso del belga.
Gimondi fue, como Alberto Contador, un ciclista que explotó pronto.
Pero se le cruzó Merckx, como a otros tantos.
A Alberto Contador se le cruzó Chris Froome, a quien pudo ganar netamente una vez, en la Vuelta del 2014.
Alberto Contador en este listado podría haber estado más arriba.
Pero…
Sin embargo, no se puede obviar ese legado de siete grandes vueltas, siendo además uno de los pocos con las tres.
La lista también contempla a Miguel Indurain: si esto fuera un medallero olímpico, el Tour sería la medalla de oro y eso le pone a la estela de los más grandes.
Es curioso porque el desempate de Merckx e Hinault lo provoca la Vuelta que el belga ganó.
El tejón sigue siendo, más de treinta años después, el último campeón de la vieja escuela, aunque Tadej Pogacar se ha empeñado en seguirle, con cantidad y calidad de éxitos.
Ambos son ciclistas que atacan de amarillo, rosa o lo que fuera, que amasan triunfos de etapa, que abren distancias de diez minutos sobre los rivales.
Miguel Indurain fue otra cosa, como Jacques Anquetil, un poder contenido, medido en la habilidad contra el reloj.
Luego están los italianos, auténticos pioneros.
Belle époque, inaugurada por Alfredo Binda, ciclista que recibía primas por no tomar parte en las carreras y abrir el pronóstico.
Fausto Coppi y Gino Bartali, cuya rivalidad despierta aún emociones.
¿El mejor de la historia?
Cada uno tuvo lo suyo: su tiempo, sus rivales, sus recorridos.
Medirlos en igualdad es imposible.
Si por algo hemos de fiarnos, más allá de los sentimientos que despertaron esos triunfos, es de la estadística.
Y ésta es inapelable: Eddy Merckx
Opinión ciclista
Tour: Estas etapas matan el ciclismo
La primera de las etapas en Francia ha sido un lastre para el Tour
En un ciclismo, en una sociedad de paciencia menguante, como leo a Ander Izagirre, etapas como la primera del Tour en Francia son un tiro en el pie de este deporte.
Llego ahora a casa y leo que os estáis aburrrrriendo con la etapa tostón del Tour. Aquí tenéis algunas decisiones brutas y cómicas que tomaban los organizadores de Giro, Tour y Vuelta contra el aburrrrrimiento. pic.twitter.com/HDRvFMGrRr
— Ander Izagirre (@anderiza) July 4, 2023
No hablamos del deportista, ni de su necesidad de tomarse un respiro en una jornada que conecta la salida vasca con los Pirineos, que puede ser tomada con más o menos calma, hablamos de imagen, de la percepción, de la sensación que, o eres un enfermo de esto, o es imposible tragarse semejante bodrio.
¿Lo mejor?
La retransmisión, como casi siempre, aunque para conocer las Landas, quizá mejor los documentales de La 2.
La imagen de recreo y asueto generalizados esta jornada de julio fue el mejor tarjetón de invitación a la siesta.
Ya veis, el mito de la siesta y el ciclismo, con la voz de Perico o Javier Ares de fondo, en el calor de julio, las jornadas intensivas en el trabajo.
El ciclismo no puede permitirse etapas así, el Tour, tampoco.
Es la etapa cuatro del Tour de Francia 2023, no estamos en ruta hacia los Campos Elíseos, de homenaje al ganador, ni tampoco en el día después de una gran batalla.
Las fuerzas están frescas y las etapas buscan ganadores y protagonistas en su desarrollo.
El hecho que lamentaba Antonio Alix, sobre los belgas atacando al unísono, como en una broma pactada con la moto de Philippe Gilbert, define un paisaje triste, indigno de la mejor carrera del mundo.
El comentario de Contador, sobre cómo suben los clicks de su marca de bicicletas cada vez que uno de los suyos va en fuga debería ser de conocimiento generalizado en el pelotón, a sabiendas que hay mucha gente mirándoles, pero también equipos de marketing calculando cada segundo que su marca tiene exposición en la televisión.
Jasper Philipsen repitió triunfo en una de las peores etapas que recuerdo del Tour, y eso que hay unas cuantas, pues fumadas suceden cada año, puntuales a la cita.
El ciclismo no se puede permitir días así, los ciclistas por intocables que crean, tampoco.
Seguro que vendrán grandes días de ciclismo, pero si a la larga estos trayectos decantan la balanza sucederá que igual no habrá dinero para todos.
Imagen: A.S.O./Charly Lopez
Noticias de ciclismo
Qué poco sabemos sobre el Tramadol
Ahora mismo sólo el ciclismo ha prohibido el Tramadol
Cierto es que no es dopaje, no al menos sobre el papel y en la norma, pero a mí que me lo expliquen ¿qué cojones pasa con el tramadol?
En otras palabras, no se puede dejar de golpe https://t.co/34sQQ5uT7n
— JoanSeguidor (@JoanSeguidor) December 10, 2022
Su nombre corre por los mentideros hace tiempo, no da beneficio alguno en el rendimiento, sobre el papel, pero pitar con esto, o similar, te puede valer la ruina.
En ciclismo ya está prohibido, en otros deportes habrá que esperar, como si se necesitara un tiempo de transición para dejarlo estar.
La sensación, si no fuera porque la hemos visto mil veces en el deporte, sería fea, extraña, casi nauseabunda.
La cosa es sencilla, es matar la sensibilidad del deportista para que éste se centre en el rendimiento sin que nada moleste, si quiera eso tan humano que es el dolor por el esfuerzo fuera norma que esta gente practica.
Ver su gestión denota que hay que poner tanta gente, tan diversa, de acuerdo que parece hasta siniestro que a nadie se le hubiera ocurrido antes.
Otra muesca más en quienes dicen mirar por la salud del deportista
Pillaron en Catar, en puertas del mundial de fútbol a un tipo con 2000 pastillas de Tramadol, como aquel auxiliar de Festina cargado de mierda que cazaron en la frontera entre Bélgica y Francia camino de la salida del Tour en Dublín.
No sé si adujo «consumo privado» en su defensa.
En aquel caso, ya sabemos lo que pasó, en este caso es un argumento más para quienes abogan por el tramadol fuera del deporte, no sólo del ciclismo.
Como me decían en twitter este finde ¿qué no sabrá la WADA sobre el tramadol para hacer esto?
Y lo más tétrico: ¿Qué se habría evitado de haberle puesto coto antes?
El Tramadol no es dopaje, insisten, y escribo constantemente aquí, pero todo lo que toca lo pudre y estigmatiza.
Se utilizó como arma arrojadiza para los irresponsables que iban a saco en algunas llegadas, sin miedo ni complejos, y ahora pesa como una losa sobre una de las grandes estrellas del pelotón, el amigo Nairo, que sigue sin equipo, oficialmente reconocido a puertas de Navidad.
Lo lamentable de todo esto es que, como muchas veces digo, es que estamos ante la punta del iceberg… ¿cuánta parte del cuento nos estamos perdiendo?
Opinión ciclista
Luis Enrique y la mal llamada prensa deportiva
Lo que está sucediendo con Luis Enrique es el termómetro de la prensa que se llama deportiva
Este es un tema que cuando empecé este mal anillado cuaderno solía tratar, pero con el tiempo dejé de lado, por ser imposible sacar nada bueno. Hablo de eso que llaman prensa deportiva.
Admito que me gusta el mundial de fútbol, me gusta mucho, desde siempre, su historia, las leyendas, las sedes… es una mística que sólo los Juegos Olímpicos y ciertas carreras ciclistas, diferentes cada año, según resulten, pueden igualar.
Antes del evento en Qatar, ya sabíamos que el ambiente alrededor de la selección española iba a estar condicionado por la figura del seleccionador, un gran aficionado al ciclismo además, Luis Enrique.
Pues bien, no ha hecho más que empezar el evento y tenemos llamas en las redes contra Paco González, en representación de la camarilla, por su diatriba ante el seleccionador.
Al margen que me parezca que tenga o no razón, el fútbol es algo tan apasionante como espectáculo colectivo, que esto, para mí es una menudencia, lo que me alucina es el ensañamiento gratuito contra una persona que podrá caerte mejor o peor pero que si está será por haber demostrado méritos suficientes para ejercer.
Es la bronca política, el negarle toda cualidad al adversario, llevada a la prensa que se dice deportiva.
Para la gente del ciclismo, la verdad, lo que tenga que decir esta gente poco o nada nos va a sorprender.
Con los años nos han regalado análisis sesudos como aquel que decía que el ciclismo es un deporte fácil porque van sentados o los mismos que medían la salud del ciclismo español por la cantidad de corredores que iban al Tour.
No entremos en cuando hablaban de dopaje.
Ahora, parece que a muchos se les ha caído la careta de esta camarilla.
España, lo siento, no tiene prensa deportiva, tiene una banda de malos actores, aireando lo peor de algo tan hermoso como el fútbol, para sacarse el sueldo a final de mes.
Lo triste es cuando se acuerdan de otros deportes, tipo ciclismo, y sale a flote toda su desconexión con la realidad del deporte.
A mí personalmente Luis Enrique me cae bien, sé que no es políticamente correcto pero al menos lo ves venir.
Y como repiten muchos, por cualquier cosa, hay que bancarle: que en sus famosos streams diga que está pendiente de la campaña de ciclocross me parece genial.
Tenemos aquí un buen embajador, un ciclista de papear kilómetros y sacarle todo el partido a la flaca.
Sólo por eso, y por destapar el disparate que algunos ejercen cada día en nombre de la prensa deportiva, le tenemos que querer.
Nosotros somos modestos, hablamos de nuestro deporte, nos equivocamos mil veces, pero somos directos y transparentes en nuestra opinión, pero sobretodo hablamos de algo que nos apasiona y lo hacemos con cariño infinito.
-
Ciclismo1 semana atrás
A Vingegaard le interesa el Tour, luego lo demás
-
Ciclismo4 días atrás
Una curiosa forma de narrar la temporada de Juan Ayuso
-
Ciclistas1 semana atrás
El mejor movimiento de Movistar en mucho tiempo
-
Ciclismo antiguo6 días atrás
1 maillot y 1 ciclista: Gianni Bugno como campeón de Italia
-
Ciclismo antiguo5 días atrás
Entre Heras y el Chava…
-
Ciclistas1 semana atrás
Top 24 El asalto de Biniam Girmay a la casa de poder
-
Podcast3 días atrás
Peter Sagan & Daniel Oss, el Tour en Barcelona y una historia de toxicidad en redes
-
Ciclismo2 días atrás
Red Bull-Bora se hace sitio en la mesa de los grandes
Carolina
24 de octubre, 2013 En 14:51
Pues yo diría, que ahora mismo hay un montón de chavales y de menos chavales que están deseando que se les de la oportunidad de correr. Todos ellos serán un «nombre» al que seguir… sólo necesitan tiempo.