Primoz Roglic
Roglic podría hacer historia en la Vuelta a Suiza
Con la Vuelta a Suiza, Primoz Roglic lograría una estadística de leyenda
En la resaca de Giro, valoramos el papel y determinación de Roglic para el Tour de Francia, pero también el posible rodeo por la Vuelta a Suiza.
Ojo, que lo que está en juego ahí no es poca cosa.
Las siete grandes carreras de una semana podrían acabar, de una manera u otra, en el palmarés del esloveno, demostrando una variedad de registros y continuidad en el tiempo que hemos de valorar positivamente.
En ocasiones, hablamos del Roglic pancartero, del ciclista que especula y mide cada paso, pero obviamos la sostenibilidad en el tiempo de su carrera deportiva.
Parece que fue ayer, pero Primoz Roglic lleva en la élite desde 2016, cuando dio el salto adelante para porfiar por las cronos del Giro ante el mismo Tom Dumoulin.
Desde entonces, nunca hubo un paso atrás en su progresión.
Al año siguiente estrenó su palmarés en el Tour, ganando a Contador, entre otros, en las pendientes del Galibier.
Luego se quedaría a un paso del podio del Tour que gana Geraint porque Froome sacó el genio de campeón en aquella famosa crono en Iparralde, para dar el salto definitivo en 2019 aunando triunfos en UAE, Tirreno y Romandía, antes de ser podio en el Giro y ganar su primera Vuelta a España.
En este tiempo Roglic ha construido un puzle tan valioso que sólo le falta la pieza de la Vuelta a Suiza para lograr una estadística brutal.
La Itzulia y Romandía abrieron una cuenta que creció en 2019 con UAE y Tirreno.
La cosa con las carreras francesas fue más complicada.
Tuvo a un paso sendas victorias en París-Niza y Dauphiné, pero en ambas, una caída de última hora dio al traste con el objetivo.
Pero si una cosa tiene este corredor es que es ejemplo de caer y levantarse con la misma facilidad.
El año pasado, en una campaña que podríamos decir «mala» para su estatus, aunó ambos éxitos, primero en Niza, salvando los muebles con Van Aert en la etapa final, y luego en Dauphiné, transmitiendo la sensación que estaba un punto por debajo del mismo Vingegaard.
Este año sumó la Volta a Catalunya a su causa ante el acoso de Remco Evenepoel, dejando el foco sólo y exclusivamente en la Vuelta Suiza, la muesca que le falta para ser un ciclista más legendario aún.
Que Roglic no complete las carreras con las exhibiciones de Pogacar no significa que estemos ante un tipo con una base ciclista tan profunda como el palmarés que le representa.
Ojalá vaya a la vuelta helvética y se aúpe aún más en el imaginario con un año sencillamente brutal, más aún sin haber transmitido, salvo en la cronoescalada final del Giro, estar en su «best» en ningún momento, como si las victorias fueran fáciles, que entran solas.
Imagen: Guillem Riera
Primoz Roglic
Top 24 Primož Roglič siempre está
Primož Roglič es el maestro de la regularidad en el ciclismo moderno
En los últimos seis o siete años del ciclismo, hay algo que se mantiene constante: siempre hay un ciclista que destaca por su regularidad, entrega y carácter. En este caso, hablamos de Primož Roglič, el esloveno que, aunque no sea tan mediático como el joven compatriota que domina el mundo, nunca decepciona.
Este año ha sido quizá uno de los más discretos en cuanto a reconocimiento público, ya que el protagonismo ha estado en manos de otros. Sin embargo, Roglič ha vuelto a firmar otra temporada con el sello de la casa: lograr grandes resultados con una aparente facilidad que solo él sabe transmitir.
Resultados que parecen poco, pero son brutales
A simple vista, sus números podrían no parecer espectaculares, pues siguen el patrón clásico del ciclismo: una gran vuelta y una vuelta por etapas ha sumado otro Dauphiné a su palmarés, todo en un contexto de feroz competencia, donde jóvenes talentos emergen con fuerza.
La efectividad de Roglič es indiscutible.
Está en esa etapa de su carrera en la que muchos empiezan a dar un paso atrás, pero él sigue manteniéndose en la élite, fiel a su estilo, logrando una regularidad que no es nada fácil, ni siquiera para un ciclista de su calibre.
Roglič parece, en ocasiones, que no realiza el esfuerzo que uno esperaría verle, pero ahí está: constante y efectivo.
La temporada 2024: El año de Primož Roglič
En 2024, Roglič volvió a demostrar su grandeza.
Ganó otra vuelta de una semana y está a solo una victoria en el Tour de Suiza para completar el póker de vueltas menores del máximo circuito.
Luego llegó al Tour de Francia, donde la mala suerte, como ya es habitual en su carrera, no faltó: caídas, percances y pérdidas de tiempo que terminaron por desanimarlo en la que es la mejor carrera del mundo.
Sin embargo, Roglič encontró consuelo en su escenario favorito: la Vuelta a España, donde se coronó por cuarta vez consecutiva.
Como dijo Javier Guillén, director de la carrera: «El esloveno es el mejor ciclista de la historia de La Vuelta.»
Y no es difícil estar de acuerdo. No solo por sus resultados, que son impresionantes, sino también por la conexión que ha desarrollado con la competición española. Roglič ha encontrado en La Vuelta el hábitat perfecto, un entorno donde se mueve con naturalidad, como si hubiera nacido en el corazón de España.
Domina los tiempos y sabe marcar diferencias cuando es necesario.
Momentos decisivos y dominio estratégico
Este año no estuvo exento de momentos complicados, como la fuga de Ben O’Connor, que puso en peligro su liderato. Pero Roglič, fiel a su estilo, apareció en el momento justo. Cuando tuvo que responder, lo hizo, y cuando llegó el momento de marcar diferencias, montó un tren infernal en la etapa de Moncalvillo, sentenciando la carrera con un golpe maestro tras días de recortar segundos al líder australiano.
Esa es, precisamente, la gran virtud de Primož Roglič: sin necesidad de mostrar siempre su mejor versión, es capaz de resolver carreras de tres semanas con una maestría reservada solo para los grandes ciclistas.
Un legado digno de estudio
Con cinco grandes vueltas en su palmarés, prácticamente todas las vueltas de una semana del mejor calendario mundial, un oro olímpico, y un impresionante bagaje de victorias, Roglič se ha ganado un lugar en la galería de ciclistas de culto.
Muchos predicen que, tarde o temprano, tendrá que ceder ante la nueva generación de talentos.
Pero ese momento aún no ha llegado. Roglič sigue activo, competitivo, y dispuesto a sumar nuevas victorias, cicatrices y marcas a su cuerpo, maltrecho tras tantas caídas, pero aún lleno de ambición.
Imagen: A.S.O.
Primoz Roglic
Roglic y lo de los ciclistas de otra pasta
Las veces que se ha caído y levantado Roglic supera la media
Recuerdo cuando Tom Dumoulin fichó por el Jumbo-Visma, justo la temporada de la pandemia, y había cierto debate sobre quién debía liderar el equipo o el neerlandés o Primoz Roglic.
El Tour 2020 lo puso sencillo, pues el esloveno se situó de líder desde bien al inicio para perderlo muy cerquita de llegar a París.
La famosa tarde de La Planche des Belles Filles.
Poco después de todo aquello, cuando surgieron las dudas en la continuidad de Tom Dumoulin, llegando a marcar un periodo sin competir, el ya excilcista le dedicó unas palabras muy cariñosas a su compi, algo así como que en los momentos bajos, Roglic era un compañero perfecto, que te ayudaba a mirar adelante, sin paños calientes, ni juzgarte.
Aplicaba y aplica Roglic para los demás la misma medicina que para él mismo, tras cada caída hay que mirar adelante, limpiarse el polvo, comprobar que las heridas tienen solución y seguir pedaleando.
Desde el varapalo aquel de La Planche, Roglic ha sido un ejemplo anual, y a veces más de una vez por año, de ciclista que sabe levantarse de los golpes y salir adelante.
Su relación con el Tour de Francia es el mejor espejo de esta realidad, una tras otra, sus participaciones han sido literalmente negadas en gran parte por la mala suerte
En 2020 no, por eso, en esa edición perdió por, como nos dijo una vez Sepp Kuss, subestimar a Pogacar.
Ello no le quitó de ganar la Lieja a los pocos días y reconquistar la Vuelta de otoño.
En 2021, Roglic dejó el Tour casi de inicio, por una caída fruto de aquella subnormal del cartelito a los yayos, y de nuevo ganador de la Vuelta.
Hace dos años, se metió otro buen talegazo en el pavés del Tour, pero fue decisivo en desfondar a Pogacar, camino del Granon, y este año, ya como líder del Bora, acabó por abandonar tras caída y volvió a ganar la Vuelta.
Ojo a lo que dijo Roglic sobre los días posteriores a dejar el Tour
«Después de todo, sólo soy humano. Y cuando me volvió a pasar lo que me pasó, mis pensamientos fueron en la dirección de ‘qué necesito, y ya no necesito formar parte del mundo del ciclismo y sufrir todo esto’. Supe unos días después qué tipo de lesión era, que después de todo algo se había roto. En aquel momento tenía que cuidar mi salud, tenía que llegar a un estado en el que me sintiera medianamente normal«.
«Lo que siguió fue mirar hacia delante y darme cuenta de que nunca me quedo sin nuevos retos. Por supuesto que siento el dolor, no es agradable. Por otra parte, todos estos acontecimientos desagradables en mi carrera, que hubiera deseado que no me ocurrieran, me han aportado también muchas cosas positivas. El apoyo de mi familia y otros seres queridos, que siento al levantarme después de las caídas, es excepcional«.
«A pesar de este apoyo (familia y amigos), no es sencillo pedalear con dolor, pero este apoyo me facilita mucho la toma de decisiones sobre cómo proceder. Así que la decisión de volver a empezar la Vuelta después de otra caída en el Tour fue, al final, bastante fácil«.
Roglic, admitiendo abiertamente que estuvo a punto de dejar la bicicleta, que el dolor también le pasa factura a él y que esto ya no le compensaba.
Este tío, que es de la pasta más dura que conocemos en este deporte, dudando es algo que no vimos venir lo que nos recuerda que debajo esa carcasa tan bien diseñada hay un corazoncito que también sufre en la adversidad.
Esto del ciclismo muchas veces me parece un milagro.
Imagen: Unipublic
Primoz Roglic
Tour: Nadie habla de Primoz Roglic
La candidatura de Roglic al Tour me parece la segunda más potente
Entre el Giro de Pogacar, la recuperación de Vingegaard, las alineaciones de Visma y UAE para el Tour, la entrada de Red Bull en el maillot de Bora y todas esas cosas, nadie habla de Primoz Roglic.
Muchas veces pienso en el esloveno sin ropa, y no en el primer sentido que se os venga a la mente, y sí por la cantidad de cicatrices que debe tener por brazos y piernas.
De hecho son famosas, si no me equivoco, un par de fotos suyas, con multitud de gasas, esparadrapos y moratones en la cama tras alguna de las tremendas caídas que ha sufrido.
Este año a Roglic casi no le hemos visto, muy por debajo en la París-Niza y fugaz en Itzula, una caída en Euskadi le ha dejado fuera de calendario hasta este Dauphiné.
La francesa es una carrera que ganó hace un par de años tras haberla tenido a tocar en 2020 hasta que una caída, para variar, le dejó fuera de la misma.
Estos días merodea las primeras plazas de la prueba que se tiene como ese «pequeño Tour» que prueba las piernas para el grande, el de julio.
No sé si se meterá en la lucha por la general, a priori no es objetivo, pero cuántas veces se ha presentado en una vuelta sin querer disputar a fondo y acabó en el ajo.
En todo caso, para Roglic y su equipo el Tour lo es todo, ahora mismo y aquello que implique un riesgo innecesario no se va a contemplar.
Lo que pasó en Itzulia fue un doloroso recuerdo de lo sencillo que es perderlo todo en un momento.
Mirando al Tour, yo no veo mejor rival, ahora mismo, para Tadej Pogacar que Primoz Roglic.
Valoramos mucho la evolución de Vingegaard, miramos a Evenepoel, pero Roglic me parece el rival más sólido ahora mismo para Pogacar.
En este Tour confluyen varios aspectos, el dorsal uno es un saco de dudas, entra un nuevo sponsor en el equipo y no son ya muchas las ocasiones que le quedan de ir a por la mejor carrera.
En un mano a mano, veo imposible desbordar a su rival esloveno, pero Bora basa algunas de sus mejores victorias en actuaciones corales de primer orden y en el ocho del Tour van a tener uno de los mejores equipos.
Roglic tendrá un plan, su plan, fue el menos perjudicado en las caídas de Itzulia y su forma crece lo suficiente para estar ya delante en Dauphiné.
Sólo le deseo un Tour en blanco, sin caídas ni elementos que distorsiones y a ver cuál es su sitio en la mejor carrera.
De ser así, apuesto que no estará lejos del mejor.
Imagen: A.S.O./Billy Ceusters
Primoz Roglic
Keys2024 Roglic apura las últimas cartas
Sin atadura alguna y un buen bloque alrederor, Roglic vuelve a la quiniela del Tour
No eran muchas las opciones para Primoz Roglic para volar de Jumbo, en pleno desengaño por el desenlace de la Vuelta, y entre ellas el Bora parecía una con toda la lógica.
Ya con los colores de su equipo, y no luciendo los de su exequipo, con casco y bicicleta de Bora, Primoz Roglic sabía que su gran ilusión, aquello que todos extrañamos en su palmarés, pasaba por no seguir en el Jumbo Visma.
Si ya era obvio que Vingegaard no iba a ceder el mando tras ganar el primer Tour, imaginaros una vez ha ganado el segundo.
El movimiento de Roglic es audaz, como él, sin miedo al cambio ni al riesgo que entraña, él que se hizo un nombre en otro deporte y tantas veces se ha caído y levantado.
Además este cambio contribuye a que tengamos uno de los mejores carteles que le recuerdo al Tour de Francia,
Si nos dejamos llevar por las sensaciones previas, convendremos que Roglic no parece al nivel de su excompañero Vingegaard ni tampoco de su compatriota Pogacar.
Esa es la primera lectura y en una carrera plana, en línea recta, sin matices ni giros, seguramente lo tendría perdido.
Pero ciclismo es complicado, la predicción no siempre funciona y en ocasiones la sorpresa se hace hueco.
Curiosamente Roglic cayó, en el sentido estricto de la palabra, antes de ganar las dos mejores vueltas de una semana de Francia, tanto Dauphiné como París-Niza.
Ya le conocemos, es como el Ave Fénix e igual que le llevó un tiempo recuperar sendos tronos, ahora conecta con el Tour de Fracia 2020 que perdió en el momento final.
Y es que como digo, el Tour no es lineal, ni predecible, aunque muchas veces el pronóstico se imponga.
Bora le va a dar todo para lo intente su líder esloveno, un ocho con Hindley, Vlasov y Dani Martínez y una estrategia que, en tiempos recientes, se ha destacado por ser audaz, atrevida y en ocasiones exitosa.
En el equipo verde se tramó el vuelvo del Marie Blanque, la explosión de Pogacar, situando medio equipo en la escapada y aupando a Hindley a un efímero liderato y aquí también se dibujó la mejor etapa del Giro 2022, la de Turín.
Para Roglic la dificultad forma parte del negocio y es el motor para que acabe sacando lo mejor.
Su camino al Tour está marcado, irá con hambre de carrera y competir, espero no se pegue uno de sus célebres tortazos y que llegue al 110% a Florencia sin pasar, habrá que esperar, por la Vuelta a Suiza.
Imagen: @BORAhansgrohe
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