Primoz Roglic
Roglic merece una París-Niza «blanca»
Esta París-Niza debería reconciliar Roglic con Francia
El recuerdo final de pasada París-Niza nos lleva a aquel famoso día de Van der Poel desencadenando el apocalipsis en Tirreno y Roglic persiguiendo en el tramo final de la carrera hacia el sol…
Menudo día de ciclismo!!!
La cara y la cruz. #TirrenoAdriatico#ParisNice pic.twitter.com/qVDxwC97fE— Turista de la Vuelta (@TuristaVuelta) March 14, 2021
Aquella París-Niza que acabó antes de llegar a Niza, los coletazos de la pandemia un año después de llevarnos al confinamiento, se cobró el dominio de Roglic con un desenlace que cuando hablamos del esloveno en Francia nunca hay que descartar.
Con una carrera más que sentenciada, rubricada además con varios triunfos de etapa, Roglic perdió todo en una caída seguida de varios cortes que le dejaron en una estampa muy familiar, doliente y sangrando, persiguiendo el grupo de los mejores.
Roglic y Francia llevan ya una historia compartida de unas pocas alegrías y muchos desencuentros que para el corredor le ha significado una losa muy complicada de gestionar.
Desde el Dauphiné que perdió en los días previos al Tour de septiembre, año 2020, a lo mal que salió de la última Grande Boucle, víctima de dos caídas y roto ya en la primera semana de carrera, a la París-Niza del año pasado.
Roglic se presenta en la primera vuelta por etapas de entidad histórica del año con la idea de redimir ese mal trago, con un recorrido, da igual lo que le ponga, que le va perfecto.
Mientras Pogacar hará las delicias en Tirreno, el otro esloveno de la ecuación jugará mayores en una carrera en la que sólo pedimos una cosa, que acabe en el sitio que su calidad y fuerzas sean capaces de ponerle.
En un año en el que todos esperamos ver un duelo que, a tenor de lo apreciado en Strade, puede dejar surcos, Roglic es la parte sensible de la ecuación, que le vaya bien a él, es síntoma que su compatriota puede disponer de un rival a la altura.
En este ciclismo en el que nadie toma la salida a ver qué pasa, Roglic seguro que estará delante en la París-Niza, incluso siendo su tercera carrera del año.
Durante esta semana, la carrera presenta un recorrido muy similar a ediciones anteriores, hasta el miércoles jornadas de pan y cuchillo, llanas sobre el perfil, pero peligrosísimas en la práctica, con todos mirando al cielo y buscando las previsiones del viento,
El miércoles crono corta, y luego la media montaña de los Alpes Martímos por una zona privilegiada para emboscadas y sustos: final en el mítico Turini.
Será bonito calibrar a Roglic y con éste ver dónde está el Nairo estelar de este inicio de campaña, aunque para el colombiano la crono pueda serle demasiado lastre.
Solapada con la Tirreno, este año al 100×100, estamos ya en el meollo del primer ciclismo del año, con las fuerzas intactas y la ilusión de que todo está por ver.
Imagen: A.S.O./Fabien Boukla
Primoz Roglic
Roglic podría hacer historia en la Vuelta a Suiza
Con la Vuelta a Suiza, Primoz Roglic lograría una estadística de leyenda
En la resaca de Giro, valoramos el papel y determinación de Roglic para el Tour de Francia, pero también el posible rodeo por la Vuelta a Suiza.
Ojo, que lo que está en juego ahí no es poca cosa.
Las siete grandes carreras de una semana podrían acabar, de una manera u otra, en el palmarés del esloveno, demostrando una variedad de registros y continuidad en el tiempo que hemos de valorar positivamente.
En ocasiones, hablamos del Roglic pancartero, del ciclista que especula y mide cada paso, pero obviamos la sostenibilidad en el tiempo de su carrera deportiva.
Parece que fue ayer, pero Primoz Roglic lleva en la élite desde 2016, cuando dio el salto adelante para porfiar por las cronos del Giro ante el mismo Tom Dumoulin.
Desde entonces, nunca hubo un paso atrás en su progresión.
Al año siguiente estrenó su palmarés en el Tour, ganando a Contador, entre otros, en las pendientes del Galibier.
Luego se quedaría a un paso del podio del Tour que gana Geraint porque Froome sacó el genio de campeón en aquella famosa crono en Iparralde, para dar el salto definitivo en 2019 aunando triunfos en UAE, Tirreno y Romandía, antes de ser podio en el Giro y ganar su primera Vuelta a España.
En este tiempo Roglic ha construido un puzle tan valioso que sólo le falta la pieza de la Vuelta a Suiza para lograr una estadística brutal.
La Itzulia y Romandía abrieron una cuenta que creció en 2019 con UAE y Tirreno.
La cosa con las carreras francesas fue más complicada.
Tuvo a un paso sendas victorias en París-Niza y Dauphiné, pero en ambas, una caída de última hora dio al traste con el objetivo.
Pero si una cosa tiene este corredor es que es ejemplo de caer y levantarse con la misma facilidad.
El año pasado, en una campaña que podríamos decir «mala» para su estatus, aunó ambos éxitos, primero en Niza, salvando los muebles con Van Aert en la etapa final, y luego en Dauphiné, transmitiendo la sensación que estaba un punto por debajo del mismo Vingegaard.
Este año sumó la Volta a Catalunya a su causa ante el acoso de Remco Evenepoel, dejando el foco sólo y exclusivamente en la Vuelta Suiza, la muesca que le falta para ser un ciclista más legendario aún.
Que Roglic no complete las carreras con las exhibiciones de Pogacar no significa que estemos ante un tipo con una base ciclista tan profunda como el palmarés que le representa.
Ojalá vaya a la vuelta helvética y se aúpe aún más en el imaginario con un año sencillamente brutal, más aún sin haber transmitido, salvo en la cronoescalada final del Giro, estar en su «best» en ningún momento, como si las victorias fueran fáciles, que entran solas.
Imagen: Guillem Riera
Primoz Roglic
¿Roglic al Tour? No sé yo
Si Roglic fuera al Tour ya no tendría el valor específico de otras veces
Recuerdo en la semana de París-Niza y Tirreno-Adriático que comentamos en este mal anillado cuaderno sobre la necesidad de ver a Primoz Roglic al lado de Jonas Vingegaard en el Tour de Francia.
Claro que entonces no se había corrido el Giro y sí un par de grandes carreras en las que los eslovenos dominaron casi a placer.
Si Pogacar no dejaba ni las migas en Francia, Roglic se apuntaba su segunda Tirreno con la sensación de estar lejos de su mejor punto de forma pero con una contundencia brutal: general y tres etapas.
Esos días comentamos la necesidad de ver a Roglic en el Tour para apuntalar las opciones de Vingegaard en la defensa de su corona.
Si el año pasado nos demostró una cosa es que para derrotar a Pogacar es necesaria la estrategia de «manada» que el Quick Step ha hecho tan célebre, empezar los picotazos por diferentes sitios y al mismo tiempo del gran favorito para hacerle ceder como acabó sucediendo en la célebre jornada del Granon.
Roglic fue clave esos días, incluso magullado tras su caída en el pavés.
Cuando Primoz atacaba Pogacar no podía dejarle ir y en ese tren iba «cómodo» Vingegaard para rematar a su rival.
Eso fue lo que vimos, lo que pasó pero ¿puede suceder este año?
No lo veo tan claro.
Leo que Roglic mantiene hermetismo sobre su presencia en el Tour de Francia, pero confirma que estará en la Vuelta a Suiza, para seguir con ese puzle de victorias en las vueltas de una semana.
Si Roglic va a Suiza es para ganar y para mantener ese punto de forma, aunque no sé yo si es tan sencillo lograrlo y sobretodo si puede prolongarlo hasta julio.
En todo caso, creo que esta vez el peso específico de Roglic en el Tour baja muchos enteros.
Esto lo escribo a priori, luego es posible que me dé en los morros.
Correr el Tour a tope tras ganar el Giro de Italia no es sencillo, incluso tras una carrera, la italiana, que aparentemente no ha significado el desgaste de otras ediciones.
En caso de estar en Francia, no creo que Pogacar, escarmentado del año pasado, entre tan fácil al trapo de su compatriota, más que nada porque sabe que viene con un Giro en las piernas.
La jerarquía del esloveno en Jumbo es indiscutible, al punto de poder disputar una grande a su medida sin reparar en si puede o no estar con Vingegaard en Francia.
Mientras el Giro iba quemando etapas, vimos el grupo del Tour de Jumbo entrenar, creo, por Sierra Nevada, con Laporte, Van Baarle y Van Aert junto al ganador saliente.
En ese grupito faltaban nombres que estuvieron en el Giro, principalmente Kuss y Roglic.
Con ambos vuelven a armar otro equipazo, pero me temo que la carta del esloveno igual ya no vale como antaño, y mejor pensar en otras cosas.
¿Qué habrán ensayado en Sierra Nevada?
Imagen: A.S.O. Alex_Broadway
Primoz Roglic
El Giro que mejor define a Primoz Roglic
Nunca una victoria es tan fiel a la persona como este Giro a Primoz Roglic
Primoz Roglic es certero, frío, calculador, rocoso, coherente y en especial un ejemplo vital a tomar en serio.
Todo eso lo ha reflejado en este Giro de Italia.
Tres semanas largas del medio al sur y vuelta hacia el norte en la que el esloveno ha dado una clase de cómo con mínimos se pueden lograr máximos.
El otro día, comentábamos sobre la suerte que habría corrido la carrera de haber proseguido Remco Evenepoel.
Si en un principio, siempre vi a Primoz Roglic un punto por encima que el belga en este Giro, creo no errar si pienso que el desenlace podría haber sido perfectamente a la inversa.
He tenido la sensación que Roglic esta vez no, esta vez no jugaba a los puntos y todo al final a propósito.
Una sensación que sólo se ha roto en una cronoescalada estratosférica que conecta con lo que decía al principio.
Roglic ha corrido tres semanas pensando en este momento, en el instante definitivo, esa brutal rampa, por un escenario singularísimo, cerca de su país, para decantar las cosas a su favor.
Nunca ha dado la sensación en este Giro de ir sobrado, al contrario, muchos días corrió al despiste y algún otro a encajar golpes.
Qué valor adquiere ahora el trabajo de Kuss en el Bondone.
Dudo mucho que Roglic, por lo que sea, llegara a tope a este Giro.
Sabemos de los casos de Covid de su equipo, sucedieron en ciclistas integrados en un grupo que pasó tiempo con él hasta las mismas puertas de la carrera, como nos explicó el propio Kuss en el podcast.
A ello se le añade la caída en la que Tao acaba fuera de la carrera y él se va al suelo.
Un tipo que nuca se queja advertía que no estaba cómodo, que la carrera se le hacía bola.
Pero eso es Roglic, el ciclista que ante los problemas no se crece, directamente los esquiva y sigue su camino.
Jugarse todo al final, en una cronoescalada creo que no era una opción, directamente la carrera le empujaba a ello.
Y lo hizo con una exhibición de época, sacando los colores a sus rivales en el tramo definitivo, el final, con incidente mecánico incluido, tan grave y costoso que pensé echaba su Giro a tierra.
Ahora, Roglic es un poco más Rominger, el suizo ha encontrado su némesis en un esloveno.
Ambos comparten muchos triunfos similares y la seguridad que no es necesario un Tour para ser un grande de siempre.
Imagen: FB de Giro d´ Italia
Primoz Roglic
Un Giro para que Roglic sea Rominger
El Giro haría justicia con Roglic si le abre la puerta a su palmarés
Son sensaciones muy compartidas por muchos y ahora, en la previa del Giro, me vuelve el nombre de Tony Rominger para referirme a Primoz Roglic.
Muy similares en la carretera y en lo conseguido, ambos ciclistas ambicionaron un día el Giro como pieza necesaria para completar una obra, por otro lado, de época.
A Rominger ya sólo le hace falta que Roglic gane un Giro de Italia, otra (Gran)Vuelta de Una Semana y un Monumento más para completar su reencarnación en el esloveno. pic.twitter.com/UbexlKm8rK
— JaviSkimo (@javiskimo) March 12, 2023
Pues ambos son ciclistas que trascienden más allá de su tiempo y circunstancias, ambos consiguieron sacar la cabeza en circunstancias muy complejas, con leyendas en la carretera y una competencia feroz alrededor suyo.
Roglic tiene por delante un Giro de Italia para deshacer ese pequeño desastre que fue la edición de hace cuatro años.
Lo hemos comentado con Sepp Kuss en el podcast, y volvimos sobre las causas de su derrota esa edición: llegó algo pasado de forma, se centró en Nibali y la tercera semana la compitió enfermo.
Tres circunstancias que explican muy bien el Giro de Italia y lo que le rodea, algo que para Roglic seguro que no ha caído en saco roto.
El esloveno ha tomado nota de todo aquello para demostrar que él aprende mejor que nadie de los errores y peores circunstancias.
Creo que Primoz Roglic parte como gran favorito a este Giro y me gustaría, además, que la carrera acabara en su listado de logros.
Desprovisto de responsabilidades para el Tour, ha podido recuperarse bien de las heridas del año pasado, llega además con la dosis de confianza que dan dos victorias como Tirreno y Volta transmitiendo la sensación que ni siquiera le hizo falta estar a tope para ganar y con un equipo que, a diferencia del de hace cuatro años ofrece garantías.
Roglic sería muy bienvenido en el ocho del Tour para Jonas Vingeegaard, pero se ha ganado el derecho de elegir y ensanchar su palmarés y grandeza.
Por años, experiencia y demás me parece más ciclista que Remco Evenepoel y le veo a años luz del resto de outsiders que, ojalá suceda, me gustaría ver muy cerca de los dos cocos por el bien del espectáculo y la emoción.
A Roglic le tacharon de frío y distante en sus primeros años, pero el movimiento se demuestra andando y este tipo se ha ganado nuestro corazón y respeto, por eso como firmaría el propio Adrián García, de Eurosport, todos mis cuartos a su casilla.
Imagen: Guillem Riera
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