Noticias de ciclismo
París-Roubaix: Un cuento de ciclismo
Recorrido y favoritos. La carrera de adoquines por excelencia, PARIS-ROUBAIX, ciclismo épico. El pelotón ciclista recorre las zonas de pavé más famosa del mundo.
- Nuestros favoritos de la París-Roubaix
- Los Españoles en la París-Roubaix
- El recorrido de la París-Roubaix
- Los reyes de la París Roubaix
Cinco nombres para ser el diablo de Roubaix
Cada momento previo a una carrera como París-Roubaix se describe con ese cosquilleo de la cábala y la ansiedad de ver qué pasará y cómo pasará.
Porque Roubaix es una carrera que no sólo se explica con el ganador, y sí por los miles de cruces y azares que rodean el camino, por cada recodo, giro y hueco, se escribe la leyenda más incierta del mundo del ciclismo.
De ahí que dar cinco nombres se antoja un ejercicio de equilibrismo tan mágico como el de llegar íntegro y con ganas de contarlo al velódromo más lustroso del mundo, el velódromo de la fabril Roubaix.
Nuestros cinco favoritos para la París-Roubaix
Ésta es una historia que empieza por el dorsal uno, el ciclista que es como el dios Sol de su deporte, un sol que luce tenue, ciego, casi frío en esta primavera de 2019.
Como ese sol que ilumina pero no calienta, Peter Sagan se agarra al clavo ardiendo que le supone esta París-Roubaix, para enderezar una campaña anónima.
Siempre, el eslovaco encuentra asidero cuando más lo necesita, como en 2015, ganando el mundial en el momento de la vedad, como el año pasado, siendo el diablo de Roubaix.
A situaciones extremas, corredores extremos, Peter Sagan es el rey de la presión, le gusta le pone y en esta «Pascale» tiene un buen grado de ello.
Presión, esa palabra que le gusta tanto a Peter Sagan
Sagan y Van Avermaet saben lo que es ganar la París-Roubaix
La página pasa y vemos su «alter ego»: Greg Van Avermaet.
Cuántas veces los dos salieron de favoritos casi unánimes, ambos son de hecho los dos campeones vigentes de Roubaix.
Pero como Sagan, Greg Van Avermaet llega de vacío clásico a la París-Roubaix, y con una sensación doble en su contra.
Si a Sagan no le acompaña la forma, pero sí el equipo, a GVA no le acompaña la forma necesaria para romper, ni el equipo.
De la sagacidad que el flamenco sepa poner en la ruta, va a depender su suerte.
Ha ganado, tiene el molde hecho, le falta ese punto que hace dos años no le abandonaba.
El tercero de la lista es la debilidad de este mal anillado cuaderno, Zdenek Stybar.
Zdenek Stybar debería liderar el Deckeuninck
Si Flandes no le va al checo, un poco como le pasaba a Flecha, Roubaix es el anillo a su dedo.
Ha sido podio, pieza clave en favor de compañeros, tiene calidad, ganas de romper y un equipazo tras de sí.
Incluso en detrimento del sueño más lúbrico de Philippe Gilbert, Stybar debe ser la punta de lanza del Deckeunick, ese equipo que firma un cheque en blanco si se le asegura reinar en Roubaix.
Ésta será la última París-Roubaix para el Team Sky
A quince días de dejar el pelotón, los hombres de negro depositan en Luke Rowe la esperanza de no cerrar sus diez años en el pelotón sin un adoquín en sus vitrinas.
Y no ha sido pequeña la apuesta en Roubaix, a donde han llegado a alinear sus dos ganadores de Tour, Geraint y Wiggo.
Para Rowe, en cambio, sería la confirmación a un talento sin igual en el arte de rodar y exprimir los rivales en el llano.
No es un top en las quinielas, pero, estará ahí.
Tiesj Benoot es otro de esos corredores que siempre anda ahí, que bebe de la más rancia, entiéndase en el buen sentido, tradición flamenca por las clásicas que tendría aquí su bautismo de masas.
En una carrera que enloquece casi más en la cercana Flandes que en Francia, Benoot sería un ganador ideal por cumplir el buen manual del «randonneur de Roubaix»: duro, resistente y corpulento.
Le faltaría el cuarto vértice, la velocidad, para finales que acostumbran a ser en pequeños grupos, para finales que, de seguir el guión previsto, serían perfectos para Alexander Kristoff, el quinto de esta lista.
El noruego, lo podeos decir abiertamente, nos ha pasado la mano por la cara, ganó Wevelgem, abriendo un debate estéril y fue podio en Flandes.
Tiene todo lo que se le supone a un ganador de Roubaix, y se sobra un poco de cada.
Es el favorito de Johan Museeuw…
Si una carrera enamora y enerva a partes iguales, esa es la París-Roubaix
Rutas interminables así es la París-Roubaix, el norte de Francia, ambiente pesado, imágenes del siglo pasado, cualquier cosa, cualquier momento cambian la fotografía… el ciclismo se vuelve incierto en cada paso que hay entre París y Roubaix.
La llaman de todas las maneras.
La París-Roubaix puede ser el infierno del norte, también la “Pascale”, por eso que se corre en domingo de pascual, incluso la “Reina de las Clásicas”.
«La París-Roubaix empieza como una fiesta que acaba como una pesadilla» Guy Lagorce, periodista
Para nosotros son 250 kilómetros de sueño ciclista, un cuento que no siempre acaba bien, pero que engancha a todos, mayores, pequeños y no tan pequeños, gente de toda condición, porque las imágenes de la París-Roubaix no son patrimonio del ciclismo, esto es algo que excede el corazón ciclista, que se expresa en otros campos, en el geográfico, por las peculiaridades de esta esquina de Francia, en lo histórico, por hoyar esos caminos de adoquín de la época napoleónica y los campos de batalla de la primera y segunda Guerras mundiales, en lo humano, por la querencia de la gente del lugar de lo que tiene entre manos….
Foto: Claudio Montefusco
Os dejamos la entrevista que nos han realizado en https://pepediario.com/ donde repasamos la carrera Paris-Roubaix, con todo lo que conlleva.
París-Roubaix, el origen
La primera aventura del infierno del norte se va lejos en el tiempo.
En 1896 dos empresarios de lo textil, Théo Vienne y Maurice Pérez, éste con raíces españolas, se establecieron cerca de Roubaix, entonces un interesante centro económico e industrial.
De sus bolsillos saldría el dinero para un primer velódromo de 250 metros de cuerda.
Aquella instalación necesitaba de cierto bombo, de que la gente supiera que en el norte, gris y triste, había un velódromo para disfrute del personal.
«La París-Roubaix es una carrera horrible pero la más bella para ganar» Sean Kelly
El dúo de emprendedores sería trío con la llegada de Paul Rosseau, quien llegó con “L´ Auto” bajo el brazo para cuadrar el círculo y empezar a pensar en una prueba que diera realce a ese elemento que causaba furor en ciertos ámbitos: la bicicleta.
La primera edición de la París-Roubaix
Y así el día 19 de abril de 1896, siempre en abril, la París Roubaix nació para regocijo de Josef Fischer, primer ganador, un alemán que se embolsó 1000 francos tras 300 kilómetros.
La París-Roubaix nació como preludio de la mítica Burdeos-París, una de esas maratones de otros tiempos, que hace más treinta años que se dejó de hacer.
Foto: Claudio Montefusco
Hoy la París-Roubaix es el vestigio vigente aún de aquella época de ciclismo ingrato, salvaje, si se quiere inhumano, pero auténtico y real.
La historia del infierno del norte se pobló de diablos y diablillos que dieron ediciones memorables, dignas de los almanaques, como esa que ganó Peter Post, año 1964, quien rodó por encima de los 45 kilómetros por hora, una barbaridad en aquellos tiempos, con aquellas bicicletas, sobre esas carreteras.
La gesta de Post la dimensionamos si pensamos que hasta 2017 nadie rodó más rápido que él por el infierno. Fue Greg Van Avermaet, el campeón olímpico de Río de Janeiro, que rodó un poco, sólo un poco, más rápido que Post.
Por que el camino hacia Roubaix siempre tuvo adoquines e incluso entrenadores, pilotos de moto que llevaban el ritmo a los corredores, aunque la presencia de estos fue anecdótica de los primeros tiempos.
«La París-Roubaix es absurda» Bernard Hinault
Los grandes diablos de Roubaix
Si la París-Roubaix siempre ha tenido adoquines en la ruta, acostumbra a tener belgas en el palmarés.
No en vano de las 116 ediciones celebradas casi la mitad han ido a Bélgica.
Un total de 56 carreras han caído del lado de los belgas, quienes viven muy cerca de la meta y viven con una pasión la carera que rivaliza con la de los lugareños.
En lo más alto figuran, no podía ser de otra manera dos flamencos, muy flamencos.
“Monsieur Roubaix” ha sido tradicionalmente la bestia apodada el “Gitano” Roger De Vlaeminck, un corredor que hizo palmarés y fortuna en los setenta, cosa que significa que rivalizó con Eddy Merckx, prueba de su tamaño como corredor.
Roger De Vlaeminck ganó cuatro ediciones entre 1972 y 1977, se destacada por su corpulencia y un genio que mantiene intacto muchos años después, siempre cuestionando el presente, los corredores actuales y las estrategias.
Tom Boonen, el maestro de Roubaix
En los tiempos recientes la París-Roubaix quedó como el pulso indisumilado de los dos monstruos de las clásicas en el siglo XXI.
En el duelo Fabian Cancellara vs Tom Boonen, gana el segundo en el velódromo de Roubaix.
Alto, musculado, buen velocista en sus primeros años, excelso rodador, dotado de una visión de carrera casi periférica, Tom Boone igualó en 2012 a Roger De Vlaeminck.
Ese domingo de Pascua, Tommeke, como gusta llamarle, ganó solo su cuarta París-Roubaix, tras atacar a una eternidad de meta, reivindicando una figura imprescindible en la historia de la carrera porque Boonen ha ganado de todas las maneras en el velódromo más célebre del mundo.
«Algunos matarían a su madre por entrar primeros» Stephen Roche al entrar en el primer tramo de adoquín
Solo también el 2009, pues por el camino su ritmo fue demasiado para unos rivales que iban cayendo por la ruta, y acompañado en las dos primeras, 2005 y 2009, por Hincapie y Flecha en la primera, por Cancellara y Ballan, en la segunda.
Reyes de Roubaix
Fabian Cancellara es otro de los nombres acoplados a las duchas de piedra de la vetusta instalación de Roubaix, en su plaquita rezan tres triunfos los mismos que una buena ristra de corredores: Octave Lapize, el primero en firmar un trío de éxitos desde 1909 a 1911, Gaston Rebry, Rik Van Looy, Eddy Merckx, Francesco Moser y Johan Museeuw.
Foto: Claudio Montefusco
Este último fue uno de los ciclistas que hizo del pasto su huerto particular. Su primer triunfo fue aquel “amaño” del Mapei, marcando al león flamenco como el primero de los tres azules que llegaron solos a meta: Lefevere decidió desde el coche que ganara Museeuw por delante de Bortolami y Tafi.
Su tercera victoria se produjo en la ultima edición con lluvia de la París-Roubaix, en aquel lejano 2002, en una memorable cabalgada que Museeuw inició sobre el pavé, descolgando uno a uno cada uno de sus rivales para llegar a meta señalándose la pierna que casi pierde un año antes en el bosque de Arenberg debido a una caída.
Los franceses se ubican segundos, con la mitad de triunfos que los belgas. Entre sus ganadores destaca Bernard Hinault, vestido de arcoíris, como Peter Sagan en 2018.
El bretón llegó, vio y venció en Roubaix, maldiciendo el recorrido, su dureza y el peligro, pero dando la cara hasta el final, partiéndose el espinazo, en un sprint cuya dureza nos podemos imaginar, o no, batiendo a Roger De Vlaeminck, en la que podría haber sido su quinta corona, y a Francesco Moser, triganador en el lugar.
Si aquel día, a este malhumorado bretón le dejan prender fuego al lugar, no dudéis que lo hubiera hecho.
Entre los longevos de la carrera nadie como Raymond Impanis que corrió dieciséis veces la París-Roubaix.
Los españoles en la París-Roubaix
El ciclismo español, históricamente muy ajeno a estas carreras, brilla muy puntualmente en la París-Roubaix.
Sin victorias en el casillero, sólo dos corredores de este lado de los Pirineos han pisado el podio.
El primero fue el pionero en casi todo, Miquel Poblet, quien en 1958 fue segundo y en 1960, tercero.
Con los años, mucho más tarde, Juan Antonio Flecha construiría su singularidad con otros dos podios.
«Si entras el 24 en Arenberg ya has perdido» Alain Bondue
Su suerte quedó tocada por la convivencia con los dos grandes monstruos del momento, Cancellara y Boonen y cuando estos nos estaban, aparecían los segundos de abordo, como Stuart O´Grady.
La carrera que acaba en Roubaix pero que no sale de París
Como otras tantas carreras, la París-Roubaix marca dos hitos geográficos que no son del todo precisos.
Igual que la París-Tours ha salido en alguna ocasión de Chartres, o que la París-Niza lo hace desde alguna de las localidades de la “banlieue” parisina, la París-Roubaix sale de Compiègne, una ciudad francesa y afrancesada, 65 kilómetros al norte de la capital, cuyo atractivo en ser residencia de los reyes de Francia, con un castillo de la época de Luis XV.
El recorrido de la Paris – Roubaix
La salida desde Compiegne viene a redondear un recorrido sobre los 260 kilómetros de longitud en lo que una quinta parte son por adoquines, terreno minado para la épica y la tragedia que distingue la carrera respecto a las otras.
Estos son los 29 tramos de la edición de 2019:
29: Troisvilles-Inchy (km 97.5 — 0.9 km) **
28: Briastre-Viesly (km 108.5 — 3 km) ****
27: Viesly-Quiévy (km 101.5 — 1.8 km) ***
26: Quiévy-Saint-Python (km 116 – 3.7 km) ****
25: Saint-Python (km 118.5 — 1.5 km) **
24: Vertain to Saint-Martin-sur-Écaillon (km 127.5 — 2.3 km) ***
23: Verchain-Maugré-Quérénaing (km 136.5 — 1.6 km) ***
22: Quérénaing-Maing (km 140.5 — 2.5 km) ***
21: Maing-Monchaux-sur-Ecaillon (km 142.5 — 1.6 km) ***
20: Haveluy-Wallers (km 156.5 — 2.5 km) ****
19: Arenberg (km 164.5 — 2.3 km) *****
18: Wallers-Hélesmes (km 170 – 1.6 km) ***
17: Hornain-Wandignies (km 179 – 3.7 km) ****
16: Warlaing-Brillon (km 185 – 2.4 km) ***
15: Tilloy-Sars-et-Rosières (km 188.5 — 2.4 km) ****
14: Beuvry-Orchies (km 194 — 1.4 km) ***
13: Orchies (km 199 — 1.7 km) ***
12: Auchy to Bersée (km 206.5 — 2.7 km) ****
11: Mons-en-Pévèle (km 212 – 3 km) *****
Tramos de la París-Roubaix 10 al 29
10: Mérignies-Avelin (km 215.5 – 0.7 km) **
9: Pont-Thibault-Ennevelin (km 220 – 1.4 km) ***
8: Templeuve — L’Épinette (km 224 – 0.2 km) *
8: Templeuve — Moulin-de-Vertain (km 225 – 0.5 km) **
7: Cysoing-Bourghelles (km 232 – 1.3 km) ***
6: Bourghelles-Wannehain (km 234.5 – 1.1 km) ***
5: Camphin-en-Pévèle (km 239.5 – 1.8 km) ****
4: Carrefour de l’Arbre (km 242.5 – 2.1 km) *****
3: Gruson (km 244 — 1.1 km) **
2: Willems-Hem (km 251 — 1.4 km) ***
1: Roubaix (km 256 — 0.3 km) *
Comentarios sobre la París-Roubaix
«Es un circo y no quiero ser uno de sus payasos» Chris Boardman
Cada tramo de adoquín se cuenta al revés, del 29 al último, en las calles de Roubaix, cerca del velódromo, inaugurado en la edición del centenario, aquella que dominaron los Mapei y el dedazo señalando a Museeuw.
En la ruta hacia Roubaix, la categoría de los pavés son por estrellas.
La fiesta se abre en Troivilles, con casi cien kilómetros en las piernas.
Es un dos estrellas de casi 1000 metros.
Le sucede un tramo cargado de simbolismo desde la edición de 2018, pues los tres kilómetros del tramo Briastre-Viesly se dedica a Michael Golaerts, quien perdió la vida por un paro cardiaco en ese mismo tramo.
En el tramo de la leyenda se sitúan los tres adoquinados cinco estrellas.
El primero, emblema de la carrera, del lugar y del ciclismo en general es el Bosque de Arenberg, una recta inmunda, en medio de un denso bosque, próximo a unas minas.
“Arenberg es la puerta del infierno” Juan Antonio Flecha
Está a casi cien kilómetros de meta, pero rompe el grupo y es escenario de batallas que se alargan hasta meta.
En los años buenos gente como Gimondi, Merckx, De Vlaeminck, Janssen, Planckaert o Vanderaerden lo pasaron delante.
Caídas horribles también acontecieron en el lugar, como en 1972 cuando cuarenta tíos se fueron al suelo.
El siguiente tramo de cinco estrellas viene casi sesenta kilómetros más allá.
Es Mons-en-Pévèle, tres kilómetros de pesadilla que se clava en las costillas y en lo más íntimo de la rabadilla.
El último ciclo de adoquines de la máxima categoría viene en otro nombre trufado de fama, Carrefour de l´ Arbre, dosmil metros y menos de veinte para meta.
«Cualquier gran palmarés que se precie debe llevar una París-Roubaix» Fausto Coppi
Los amigos de Roubaix
Hay un lema sencillo y francés: “Sans pavés, pas de course…”
Es el emblema que reza en el ADN de “Les Amis de la Paris-Roubaix”, una asociación de gente normal, corriente, de la zona que vela por el adoquín y su conservación.
Surgió hace unas décadas, como reacción a la progresiva pérdida de pavés a causa de la modernidad de Francia con nuevas carreteras y vías dejando el incómodo adoquín relegado a la mínima expresión.
En sus manos está parte de la salud de la carrera y el valor de la importancia de su arraigo con el territorio y el corazón de la gente.
Por que la París-Roubaix será un gran circo, ruido y fotos, muchas fotos, pero es una flecha, un golpe directo y sincero a la conciencia de esta esquina del hexágono francés.
La última…
París-Roubaix de 1985: Un periodista de la CBS se acerca a Theo de Rooij, holandés que perdió opciones de ganar por una caída.
Lleno de barro le dice el ciclista: «Es cojonuda esta carrera«.
El periodista, incrédulo, le suelta: «Trabajas como un animal, no tienes tiempo de mear, mojas los calzoncillos… corres con este barro, te caes. Es un montón de mierda«
«Seguro que sí, pero es la carrera más bonita del mundo» concluye de Rooij.
Imagen principal: FB de Paris-Roubaix
Ver la página oficial de París-Roubaix
Noticias de ciclismo
Van Aert, ahora sí: Flandes y Roubaix
La obsesión de Van Aert tiene nombre y apellido: Tour de Flandes y París-Roubaix
A nadie se le escapa que para Wout van Aert ganar en Flandes y Roubaix es como esa piedra en el zapato.
Han pasado los años y para el belga lo que parecía descontando no acaba de llegar.
Desde 2018, ha estado peleando en ambas, pero nunca ha logrado ganar, a pesar de varios podios y una incuestionable capacidad para domarlas.
¿La causa?
Su peor enemigo ha sido la mala suerte: caídas, enfermedades y accidentes han marcado su camino.
En 2023 sufrió un pinchazo en Roubaix, y en 2022, se contagió de Covid justo antes de Flandes. Cada vez que parecía estar en su mejor forma, algo se interponía en su camino.
Mientras tanto, su rival Mathieu van der Poel ha dominado ambas pruebas, ganando varias ediciones de Flandes y Roubaix.
El contador de monumentos es muy desigual: Van der Poel lleva 6 victorias, mientras que Van Aert solo tiene una, en Milán-San Remo en 2020.
A pesar de todo, Van Aert mantiene la esperanza de que este será el año en que finalmente pueda alzarse con el triunfo en sendas clásicas que tanto desea.
Aunque afirma que no es una obsesión, reconoce que, con su talento, es normal que apunte a estas victorias.
Para nosotros es una obsesión, y bien sana.
Si bien su forma es buena y tiene la confianza de que puede lograrlo, también entiende que el destino no siempre está de su lado. De hecho, le hubiera gustado pensar que en 2018, cuando empezó a competir en estas carreras, ya estaría celebrando victorias en ellas. Pero lo cierto es que, hasta ahora, la suerte no le ha favorecido.
A pesar de la frustración, Van Aert sigue persiguiendo su sueño y se mantiene motivado.
Ha tenido éxito en otras disciplinas, como el ciclocross, donde sigue sorprendiendo y se mantiene en forma durante el invierno. Además, su temporada de carretera se ampliará este año con el Giro de Italia, donde espera conseguir victorias de etapa y, tal vez, el maillot rosa en la primera semana.
Después, irá al Tour de Francia, con el objetivo de ayudar a Jonas Vingegaard.
Con toda esta ambición, Van Aert tiene claro que la temporada que acaba de empezar será crucial para finalmente conseguir esas victorias que le siguen esquivando, especialmente en Flandes y Roubaix.
La lucha continúa, él no se rinde y nosotros lo celebramos.
Imagen: A.S.O./Pauline Ballet
Noticias de ciclismo
Volta a la Comunitat Valenciana, el clásico de febrero
La Volta a la Comunitat Valenciana es la primera vuelta de las de antes
Desde que volviera al calendario, no sé si hace ocho o nueve años, la Volta a la Comunitat Valenciana no ha parado de crecer en base a un recorrido atractivo y grandes nombres, desde Poels a McNulty, pasando por Valverde, Pogacar, Nairo y hasta Rui Costa.
Así las cosas la Volta a la Comunitat Valenciana 2025, que se disputará desde mañana hasta el domingo, contará con su habitual recorrido variado y algunas novedades.
Una de las principales será la contrarreloj por equipos de 33 kilómetros en Orihuela, que se celebrará en la primera etapa.
Ojo que son 33 kilómetros.
Esta será la tercera vez en los últimos diez años que la carrera incluya una crono por equipos.
La edición 2025 también se retrasa una semana en el calendario, terminando el segundo domingo de febrero, y finalizará, como es tradicional, en Valencia.
Pero el recorrido de la Volta de este año tiene varias etapas destacadas.
El jueves, la segunda etapa llevará a los ciclistas desde La Nucía hasta el Alto Partegat en Benifato.
Al día siguiente, la carrera visitará Alpuente, donde se espera que la ascensión al Puerto El Remedio decida al posible ganador de la etapa.
El sábado, los corredores tendrán una etapa entre Oropesa y Portell Morella, mientras que el domingo 9, la última etapa conectará Alfafar con Valencia, con un recorrido de 103,8 kilómetros.
Comunitat Valenciana, un destino referente en ciclismo de carretera y MTB
En cuanto a los favoritos, los principales equipos del World Tour estarán presentes, con figuras destacadas como Joao Almeida y Brandon McNulty del UAE Team Emirates, el debutante Pablo Castrillo en Movistar Team, y el regreso de Carlos Rodríguez con Ineos Grenadiers.
Otros ciclistas como Pello Bilbao (Bahrein Victorious), Jay Hindley (BORA), Aleksandr Vlasov (vencedor en 2022) y Joseph Blackmore (Israel Premier Tech) también serán parte del pelotón.
Además, se espera un duelo entre los velocistas Jonathan Milan (Lidl-Trek) y Kaden Groves (Alpecin), con la presencia de Biniam Girmay pendiente de confirmación.
La edición 2025 promete ser una competencia emocionante y de alto nivel, con un cartel que atraerá tanto a los amantes del ciclismo como a los expertos en la montaña y los sprinters.
Ciclistas
Vingegaard al Tour y Vuelta ¿y Pogačar?
Como en 2023 Vingegaard quiere atentar por el doblete Tour y Vuelta, pero entonces se cruzó Sepp Kuss
Nadie acaricia el doblete Tour y Vuelta desde Chris Froome en 2017, si bien Vingegaard anduvo cerca hace un par de años.
Ganó el Tour y anunció su presencia en la Vuelta nada más bajar del podio de París.
Pudo haber ganado, pero los asuntos internos del entonces Jumbo pesaron, haber desplazado a su compañero Sepp Kuss no habría sentado bien en una estrcutura que se basa tanto en el colectivo.
Esta vez las cosas vienen de inicio: Jonas Vingegaard ha confirmado que en 2025 no sólo se enfocará en el Tour de Francia, sino que también participará en la Vuelta a España.
El ciclista danés, en la entrevista del media day de su equipo, aclaró que no tomará parte en el Giro de Italia, como se había especulado.
Su compañero Wout van Aert, por su parte, competirá en Italia y compartirá el liderazgo del equipo con Simon Yates.
Vingegaard, quien buscará su tercera victoria en el Tour de Francia, tiene la intención de mejorar su segundo puesto en la Vuelta de 2023, como decimos en la que fue superado por su compañero de equipo Sepp Kuss.
Si Tadej Pogačar, uno de los grandes rivales del danés, decide también participar en la Vuelta, se abriría la posibilidad de ver un duelo entre los dos ciclistas más destacados de la última década en dos grandes vueltas en un mismo año.
El danés también detalló sus primeros objetivos de la temporada 2025, destacando que su mayor meta es el Tour de Francia, y para llegar al mismo programa París-Niza, Volta a Catalunya y la Vuelta a España.
Vingegaard expresó su motivación por ganar estas pruebas, mencionando especialmente París-Niza, en la que aún no ha logrado el triunfo, y la Volta a Catalunya, en la que debuta este año.
El ciclista también mencionó que su participación en la temporada comenzará con la Volta ao Algarve y que se preparará para el Tour con el Critérium du Dauphiné.
Además, el Mundial de Ciclismo figura de manera provisional en su calendario.
En cuanto al Tour de Francia, Vingegaard sólo pide llegar en la mejor forma posible para defender su título.
A pesar de las dificultades que vivió en 2024, con una grave caída en la Itzulia que le obligó a recuperarse, Vingegaard se siente optimista sobre su capacidad para afrontar desafíos.
A pesar de no haber tenido una preparación óptima para el Tour 2024, logró un segundo puesto con todo en contra, hasta un Pogačar monumental.
Ciclistas
Rémi Cavagna deja en uno sus tres años en Movistar
El temporada de Cavagna en Movistar ha sido inédita
Qué poco ha durado el periplo de Rémi Cavagna en el Movistar, qué poco y qué mal sabor de boca ha dejado.
El ciclista francés de 29 años, dejó el equipo azul este invierno, a pesar de tener contrato hasta 2026, es decir uno de tres años para una de las incorporaciones más interesantes para la temporada pasada.
Una temporada que resultó tensa, algo que él mismo reconoció en una entrevista, en la que Cavagna explicó que se sentía insatisfecho con su rendimiento y el trato recibido, ya que, aunque había llegado para progresar, sintió que había retrocedido.
Ojo el dardo.
La falta de comunicación fue uno de los problemas más destacados, a pesar de su esfuerzo por integrarse mejor aprendiendo español.
Cavagna se va a Groupama-FDJ en 2025, un equipo francés, vuelta a casa, un cambio que llega después de una temporada difícil, tanto física como mentalmente.
Dice que quiere compartir su experiencia con los jóvenes ciclistas del equipo, que no solo competirá en el World Tour, sino también en el equipo continental, donde había varios talentos prometedores.
Además, se mostró impresionado con la infraestructura del equipo y su enfoque en el rendimiento, especialmente en contrarreloj, su especialidad.
La salida de Cavagna ha dejado un vacío en Movistar, que ya había anunciado varios fichajes para la temporada 2025, pero aún no contaba con un especialista en contrarreloj
Rémi Cavagna ya había sido campeón nacional en 2020 y 2023.
Si unimos la salida del galo a la Jorgenson y todo lo que ha ido soltando durante este tiempo, está claro que en Movistar las cosas no siempre resultan como debieran, pues otro de los fichajes que tampoco ha brillado como podíamos imaginar, fue Davide Formolo.
Imagen: A.S.O./Billy Ceusters
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