Ciclistas
¿Por qué Nairo no mereció ganar el Giro?
«Encantado de haber sido capaces de mantener esa segunda posición» Eusebio Unzue
A veces no hay más ciego que el que no quiere ver, pero la verdad en este deporte y en general en la vida es tozuda, no por negarla, desaparece o se a traga la tierra, al contrario, vuelve y vuelve, rompe cualquier resistencia, y acaba imponiéndose, como el clavo entra en la rueda.
Yo sé que Eusebio Unzue es una institución en esto del ciclismo, que su estructura es perenne en el mundillo, que ha sobrevivido a guerras mundiales, a veces porque no le han salpicado, otras porque sabe ponerse de perfil como nadie, pero eso, el ponerse de perfil, puede servir a veces aunque no siempre.
En “chez Unzue” no se conoce la autocrítica, ese preciado bien que tan sencillo es de poner sobre la mesa, pero que tanto y tanto cuesta. Que Unzue diga a Laura Messeguer, en los micros de Eurosport, bajo el podio del Giro, que está encantado de hacer segundo es un puñetazo en la inteligencia del que está viendo la televisión en este momento, la más burda salida para esconder unas carencias obvias en cada día de carrera y en especial en esos momentos que consideramos clave en la decisión de cualquier grande.
Cuando Nairo dijo que quería intentar el doblete con intención de ganarlo, se metía, quizá sin saberlo, en un laberinto complicado de gestionar. Cuando vamos camino de los veinte años del último ciclista en lograr algo así, Pantani en 1998, es por algo. Las cosas no son porque sí, Alberto Contador puede dar fe de lo que cuesta buscar ese doblete.
Quizá inspirados en la experiencia del madrileño hace un par de años, en Movistar pensaron que para ganar el Giro no era menester poner a Nairo al 100%, craso error. El colombiano fue un quiero y no puedo en gran parte de la carrera, sobre todo en las montañas, donde se le vio carente de pegada, salvo en el Blockhaus, hace un par de semanas, cuando pensamos que el boyacense lo iba a tener casi en plata, incluso con un par de cronos por medio.
Porque Nairo ha tenido montaña, quizá no tanta como otras ediciones, pero montaña ha tenido y de la buena. Una montaña en la que fue arrugado, sin chispa ni capacidad para desbordar y lo que es peor sacando a relucir un talante que no nos gustó nada, el de un ciclista con un tic en el brazo, pidiendo el relevo a cada segundo, tras pingües y tímidos relevos por su parte, yendo de rosa, para más colmo.
El Nairo especulador y ramplón que durante el pasado Tour salió a relucir, ha tenido su máxima expresión en esta carrera. No sé si es que no se encontraba o que corría con la vaga esperanza de que otros le hicieran el trabajo, pero el merecimiento que se le atribuye a un posible ganador, él en ningún momento lo mostró, salvo en Blockhaus, y puede herir más o menos esta aseveración, pero es tan real como cierta, lo hemos visto y padecido, casi lo hemos respirado, con el mal rollo que se detectó entre los contendientes en más de una ocasión, algo que pocas veces hemos visto.
Y ha tenido suerte el pequeño colombiano con el apretón de Dumolin en la jornada del Stelvio, porque sin él no habría llegado, seguramente, de rosa hasta los pies del Duomo milanés, no cabe hacer muchas cábalas para llegar a esta conclusión, como que a Nairo le habría hecho falta alguien ajeno, digamos el Contador de turno, para desnudar al líder con un ataque de locura que su equipo es incapaz de hacer.
Si a todo esto, le añadimos las cronos, en las que el colombiano no anda ni progresa como nos tenía acostumbrados, tenemos la cuadratura del círculo sobre su segunda plaza, y no primera, en este Giro, en teoría y sobre el papel, el eslabón fácil de este reto que tendrá que necesita un hervor para ser superado. Yo no sé si fue el huevo o la gallina, no sé si menospreciaron a los rivales, no sé si fue Nairo o su equipo, pero los números no salieron. Es lo que tiene ir siempre con la calculadora, que esperas que la cuenta cuadre, hasta que un día no sale la suma.
Imagen tomada del FB del Giro de Italia
INFO
Mira lo último de DT Swiss, la llanta que respeta tus frenos…
Ciclistas
La última marcianada de Van der Poel podría estar en Lieja
No descarto que Van der Poel gane un día en Lieja, pero este domingo lo veo imposible
Es obvio, y a las experiencias ultimas me remito, que cualquier quiniela de Lieja tiene mucho de Pogacar, algo de Van de Poel y un poco del resto.
El ciclismo se ha convertido en esto, en un raro equilibrio roto y condicionado por si uno, dos o tres de los Big 6 toma parte, y no lo digo yo, lo admiten abiertamente ciclistas experimentados y con años en el negocio, tipo a algunos que han pasado por el podcast, desde Luisle a Ion Izagirre, pasando por Verona y Andrei Amador, sin olvidar las sensaciones que Purito nos transmitió el año pasado, en vísperas del Tour de Francia.
La Lieja-Bastonge-Lieja de 2024 pinta a duelo en la cumbre entre los dos mejores ciclistas del año y yo diría que de los últimos años.
Ahora bien, a nadie se le escapa que la balanza en este pronóstico está escorada hacia Tadej Pogacar.
Mano a mano, la Lieja-Bastogne-Lieja ofrece la dureza suficiente y encadenada como para que el esloveno gane con cierta holgura, e incluso trate de empequeñecer las dos últimas exhibiciones que Remco Evenepoel ha logrado en este escenario.
Sin embargo, con Mathieu Van der Poel siempre nos queda el «y si…» y Lieja no escapa de esta lógica.
El neerlandés ha engrosado su saco de esos monumentos que mejor domina a la espera de mirar a los dos que seguro un día va a querer tentar.
Esto de Lieja es una primera aproximación para Mathieu Van der Poel, quien por otro lado conoce la carrera y ya la ha finalizado no lejos del podio.
Lejos de contentarse con el botín obtenido en las piedras, afina la puntería hacia la primera de las dos clásicas que le faltan para ser pedazo gordo de la historia, habiendo logrado los cinco monumentos.
El campeón del mundo puede moldear y acoplar su camino hacia Lieja y Lombardía, claro que sí, es más seguro que lo hará, pues en su ADN, además de un poderío brutal figura esa querencia por la historia del ciclismo.
No creo, repito, no creo que pueda contrarrestar un Pogacar desmelenado, pero ojo lo que va aprendiendo y la aproximación que hace para el futuro.
El domingo hizo un «entreno» de calidad en la Amstel, carrera menos dura, pero que ya ha ganado, y su punto de forma, lo vimos en Roubaix, es yo creo el mejor de siempre.
Se espera frío y lluvia en Lieja, no sé yo si al final del día veremos el arcoíris en la capital valona.
Ciclistas
Juanpe López, el ciclista que te pone nervioso
Esto de Juanpe López es un paso de gigante, no sólo es una etapa, es todo un Tour de los Alpes
Juanpe López es un ciclista especial, por decirlo de alguna manera.
No me lo toméis a mal, es cercano, sensible y transparente, tanto que a veces poner hasta nervioso.
Pero ello no le quita un ápice de atractivo y alegría a lo que ha conseguido esta semana, ganar una etapa, su primer triunfo, y la general del Tour de los Alpes, lo que era el Giro del Trentino, o lo que es lo mismo, un anticipo de lo que espera en el Giro de Italia.
Juanpe López ha abierto la cuenta en la semana del frío y el mal tiempo en media Europa.
El mismo día que el pelotón tiritaba en la Flecha Valona, él encontró el éxito en la nevera que era el Tour de los Alpes con un ataque de media distancia y la certeza de que si apretaba hasta el final incluso la general podía estar en su radar.
No se equivocó.
Por el camino al triunfo le tocó lidiar con Bardet, O´Connor, Tiberi, Poels y cia en una etapa, la de ayer, en la que le pusieron al límite en más de una ocasión poniendo de relieve una de sus grandes virtudes, llevar el sufrimiento hasta un poco más allá.
Como cuando fue líder del Giro, es increíble lo que se agarra a la carrera, de una manera incondicional como a pocos se les ve.
Nuevo en estas lides sacó otra de sus características, los nervios.
Vivir al lado de Juanpe López tiene pinta de ser emocionante, tomándose las cosas como demuestra tomárselas.
Todo esto lo deduzco por su forma de actuar en muchos pasajes de la carrera, un poco a medias entre Evenepoel, Alaphilippe y el gran Thomas Voeckler.
Qué manera de gesticular, que forma de engancharse con todos y cada uno de los integrantes de cada corte que se ha ido formado.
Según piensa, se mueve y actúa, nada más comanda los grupos, pide el relevo, nada más pierde alguna plaza, deja recados por el camino.
Soy yo o Juanpe es muy "turras" con tantos gestos??? #TotA
— JoanSeguidor (@JoanSeguidor) April 18, 2024
Ya sé que no nos hemos visto en esas circunstancias, que no somos ciclistas profesionales, pero a veces resulta hasta un poco excesivo.
Pero, como os decía al principio, no me lo toméis a mal, esto es un gran paso, un salto de calidad, no es ganar una etapa, es una general y eso, en este ciclismo, tiene mucho valor.
Ahora, el Giro.
Imagen: Lidl Trek
Ciclistas
5 desenlaces de capo en los monumentos
Ganar en los monumentos es tan complicado, que hacerlo de forma contundente tiene valor doble
Me encanta la expresión italiana de «capolavoro» para retratar esas victorias que dejan huella en el aficionado. victorias que si se producen en alguno de los cinco monumentos valen por dos e incluso por tres, si se logran sin dudas ni titubeos, demostrando superioridad en un entorno de competitividad total.
En estos años creo que han habido jornadas en la que se veía de lejos el ganador.
Los tres Lombardías de Tadej Pogacar o las dos Liejas de Remco Evenepoel están en ese nivel, pero hemos querido ir un poco más allá y recordar esas jornadas en las que el ganador ya se daba por seguro de lejos…
La Lieja 2015 de Valverde
Es cierto que las cuatro victorias de Alejandro Valverde en la Lieja-Bastogne-Lieja han sido para enmarcar, en términos de estrategia y sprint en condiciones de fatiga máxima, pero la que gana en 2015 es una exhibición rotunda.
La forma en la que el murciano controló el desenlace, sabiéndose favorito y vigilado, fue suprema, un punto más en su grandeza.
Les controló desde adelante en el Muro de Ans, dejó hacer a Dani Moreno y a 500 metros de meta se fue a por él, cerró el hueco y se dispuso a lanzar el sprint que acabó ganando.
Parece sencillo, porque así lo hace, pero sin duda que la complejidad de esos momentos explica la enormidad de ganar en los monumentos.
La Lieja 2011 de Gilbert
Ese año había un coco en el pelotón y respondía al nombre y apellido de Philippe Gilbert.
El belga se incrustó entre los dos Schleck y les mantuvo a raya hasta el mismo sprint final.
Nunca hubo opción para los hermanos luxemburgueses, el Gilbert aquel venía de ganar Amstel y Flecha, era favorito y ejerció como tal.
Incontestable.
La San Remo 2019 de Alaphilippe
Está lejos este Alaphilippe de aquel de hace cinco años, pero es que ese ciclista fue superlativo, en especial aquellos días.
Su rueda estaba marcada, venía de ganar Strade y de batir a los velocistas en un sprint de Tirreno, pero ello no fue suficiente para que ejerciera con solvencia hasta la misma Via Roma.
Jugó, literalmente, con los rivales en una carrera que se precia de ser la más complicada de ganar entre los monumentos.
La Roubaix 2015 de Degenkolb
Qué ciclista aquel John Degenkolb en 2015, antes de aquel maldito accidente entrenando.
Ganador en San Remo, dobló Roubaix a las pocas semanas como Van der Poel el año pasado.
Ese día el alemán sacó remató el córner, quedando cortado en un primer término, pero remontando desde atrás, cogiendo el primer grupo y batiéndoles al sprint.
La San Remo 2014 de Kristoff
El noruego tuvo años muy buenos y en especial en ese ciclo, cuando todo le salía.
Su victoria en la Milán-San Remo fue una exhibición de equipo, con un Luca Paolini de excepción en la Via Roma para dejarle sembrado el camino.
Qué poco estético ha sido siempre Kristoff, con ese casco torcido, pero qué jodida fuerza de la naturaleza cuando estaba inspirado.
Este año, en Flandes y Roubaix, he vuelto a tener esa sensación de asistir a algo único y brutal, el control y aniquilación de competencia que ha ejercido Mathieu Van der Poel en ese sentido, ha rescatado esos momentos en los que ganar uno de los cinco monumentos parece la cosa más sencilla del mundo.
Ciclistas
Mola Pidcock, mola mucho Tom Pidcock
El pequeño pero curioso bagaje que está construyendo Tom Pidcock no es desdeñable
He leído de quienes han estado cerca de él que Tom Pidcock es gallo, tiene ego, cierto aire de suficiencia e incluso de distancia.
He leído eso y me lo creo, incluso diría, que lo celebro porque en esa expresión sobrada de ciclista top se prolonga una actitud en carrera que sólo puede gustarte, y al final estamos aquí para valorar a esta gente si son buenos o malos ciclistas, no si en la vida cotidiana resultan más o menos amables.
Tom Pidcock siempre ha sido una estrella, mucho antes de pisar el Ineos y destacar en el World Tour.
Con ese «cuerpo escombro», que diría Alix, ha logrado granjearse éxitos y notoriedad por donde ha pasado, por una forma de correr que no genera indiferencia, más bien todo lo contrario, cualquier amante del ciclismo tiene que estar encantado con lo que hace Tom Pidcock en la carretera.
Él siempre se mueve, arriesga y ataca, e importa más bien poco quién sea el rival.
Lo demuestra cada invierno en ciclocross cuando se mete en las cuitas de Van Aert y Van der Poel, entre los dos, como la cuña que calza una mesa.
Lo evidenció el año pasado saliendo a por Pogacar en Amstel y Remco en Lieja
En ambas ocasiones salió desplazado hacia atrás, pero no se escondió.
Exactamente igual que ayer en la Amstel Gold Race.
Con la duda de Van der Poel activaría el rodillo, él no espero y se metió en una fuga de «mortales», eso es Hirschi, Benoot, Vansevenant…
No escatimó el relevo, tampoco rehuyó algún «ataquito» por si acaso y en el sprint se sacó la espina de esa llegada de hace tres años, aquí mismo, con Wout Van Aert.
A Tom Pidcock le vemos muchas veces a remolque, cerrando huecos, algo descolgado, pero también le vemos y con la misma intensidad que cuando coge el mando y no se deja nada.
Como dijimos el año pasado tras la Lieja es «Juan sin miedo», ha construido un carisma sólido, y apuntalado por la hinchada anglosajona, basado en presencia en carrera y triunfos, pocos, pero muy buenos.
Imagen: FB Amstel Gold Race
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5 desenlaces de capo en los monumentos
Merin
29 de mayo, 2017 En 9:25
Como casi siempre estoy deacuerdo!!!!!
Bea
29 de mayo, 2017 En 13:11
No puedo estar más de acuerdo con tu artículo. De las pocas personas que se atreve a decir lo que muchos aficionados al ciclismo llevamos viendo mucho tiempo.
paulomatamoros
29 de mayo, 2017 En 16:50
Interesante columna, no conocía éste portal y me gusta, felicitaciones desde Colombia. Sin embargo, yo pienso que más que Nairo no lo merezca, es que Domoulin lo merece, porque sin equipo, logró derrotar a Quintana y a Níbali. No quiero imaginar si al holandés lo contrata algún día el Sky para ponerlo de líder. Respecto de Nairo creo que era previsible que no llegará en su mejor rendimiento porque la preparación fue conservadora para no saturarlo, pues soportar el doble Giro-Tour es desgastante. Es verdad que al colombiano no se le vio contundente en las subidas, pero con todo y eso corredores como Níbali o Pinot no fueron superiores a él. Sobre el percance de Domoulin yo no me atrevería a aseverar que hubiera sacado más diferencia, porque tuvieron que esperarlo y se consumieron los kilómetros esperando a poder atacar. ¿Qué tal sin ese problema intestinal? Los gallos hubieran atacado al holandés desde el principio y es posible que estuviéramos hablando de otro Giro. Todo es relativo mi estimado amigo y especular es muy fácil. Según esa visión ¿Nairo no mereció en Giro 2014 ni la Vuelta 2016?
Iván Vega
29 de mayo, 2017 En 18:43
Yo creo que la Vuelta del año pasado la gana porque estuvo atento a Contador mientras el Team Sky estaba a cola del grupo. El Giro de hace tres años lo hubiera ganado con o sin bandera roja en el Stelvio, era el más fuerte de la carrera y se acabaría imponiendo.
jrjv
29 de mayo, 2017 En 18:02
Soy Colombiano y desde luego fan a morir de NQ pero no ciego, me gusta mirar el ciclismo con comentarios no del periodismo de mi pais, si no de otros que me dejen afianzar un criterio de imparcialidad.
Lo primero es que la suerte y las vueltas del destino están en toda carrera y mas allá de todo, las conclusiones las dicta el reloj, creo que Nairo es el ciclista mas incompleto que ha ganado mas cosas y a veces le toca correr de una manera que no gusta a la gente, recuerden su ataque de Mont Ventoux en 2013, espectacular, pero no gano, lo mismo que Oropa en el reciente Giro.
Tu comentario podría quedar un poco desvirtuado si Nairo gana el tour, va a participar por que es el ciclista MAS VALIENTE del pelotón y tomo esa decisión, creo en contra de Unzue, y si fuera segundo en esa carrera, creo que habra hecho mas en la temporada que el mismo vencedor en los Campos Eliseos. Por otra parte fijate que Nairo si pudo poner a trabajar a 5 pedalistas en la etapa 19, lo que no pudo hacer Tom con NQ y VN, que a proposito los comentarios del Holandes acerca de este tema fue lo unico feo que se le vio.
Con animo de sana controversia podria decir otras cosas, pero me extraña un poco tu titular, debiera ser por que Tom si merecio ganar el Giro? para homenajearlo y reconocerlo como lo hicieron sus compañeros de Podio. También podrías haber escrito por que este Giro fue tan bello? y hubieses tenido material para unos 4 artículos. Mis respetos a todos los trabajadores que tienen que ver con este gran deporte y por ello mis comentarios con el mayor de los respetos.
Iván Vega
29 de mayo, 2017 En 18:41
gracias por tu comentario. Te puedo garantizar que me encararía que Nairo le ganara el Tour a Froome por muchos motivos, pero principalmente porque siembre he pesando que está en su mano conseguirlo, ahora bien, necesitará algo más que lo exhibido hasta la fecha, y no sólo él, su equipo también.
Sobre el Giro, decir que ha sido emocionante, pero bello al nivel de los dos últimos sinceramente no lo veo
jrjv
29 de mayo, 2017 En 18:52
Gracias Ivan por tu respuesta, que piensas de Fernando Gaviria y Miguel Angel Lopez? Como ves a Esteban Chaves de cara al tour?
Iván Vega
29 de mayo, 2017 En 22:58
Gaviria me parece un fenómeno que me gusta más si cabe viniendo de la pista
López está teniendo muy mala suerte con lesiones y caídas, pero cuando la suerte le sonríe ya vemos de lo que es capaz.
Chaves está teniendo problemas para el Tour y no sé si le compensa un año casi en blanco por jugarlo todo a una carrera que sinceramente no me parece la mejor para él.
Wisthon Cruz
30 de mayo, 2017 En 4:41
Alistese para que se retracte el proximo tour.. nairo lo gana por 3 minutos….
Yei666096
21 de junio, 2017 En 2:25
Bravo, gracias Wisthon ese es!.
los invito a que cojan una bicicleta y se esfuercen, como lo hace Nairo. Es facir mal hablar y desear lo peor. Lo admito que lo digan otros paises, pero los colombiano de un no te lo puedo creer, Gracias A Nario Quintana Colombia esta en el ranking de 3ro en el mundo y muchas cosas mas.
Iván Vega
21 de junio, 2017 En 13:17
entiendo que un colombiano no puede disentir como lo hace Nairo como un español de Contador o Valverde. Curiosa forma de ver el ciclismo
pepe
30 de mayo, 2017 En 10:18
Cuanto odio, Dumolin ha sido mejor y no pasa nada, a veces ganan unos y a veces ganan otros, puede que Nairo nunca pueda ganar contra un buen contrarelojista que suba bien, eso no quiere decir que sea un fracaso sino que hay alguien mejor que el, igual que Nairo es mejor que otros.
Iván Vega
30 de mayo, 2017 En 10:35
Odio???