Ciclistas
Mola Pidcock, mola mucho Tom Pidcock
El pequeño pero curioso bagaje que está construyendo Tom Pidcock no es desdeñable
He leído de quienes han estado cerca de él que Tom Pidcock es gallo, tiene ego, cierto aire de suficiencia e incluso de distancia.
He leído eso y me lo creo, incluso diría, que lo celebro porque en esa expresión sobrada de ciclista top se prolonga una actitud en carrera que sólo puede gustarte, y al final estamos aquí para valorar a esta gente si son buenos o malos ciclistas, no si en la vida cotidiana resultan más o menos amables.
Tom Pidcock siempre ha sido una estrella, mucho antes de pisar el Ineos y destacar en el World Tour.
Con ese «cuerpo escombro», que diría Alix, ha logrado granjearse éxitos y notoriedad por donde ha pasado, por una forma de correr que no genera indiferencia, más bien todo lo contrario, cualquier amante del ciclismo tiene que estar encantado con lo que hace Tom Pidcock en la carretera.
Él siempre se mueve, arriesga y ataca, e importa más bien poco quién sea el rival.
Lo demuestra cada invierno en ciclocross cuando se mete en las cuitas de Van Aert y Van der Poel, entre los dos, como la cuña que calza una mesa.
Lo evidenció el año pasado saliendo a por Pogacar en Amstel y Remco en Lieja
En ambas ocasiones salió desplazado hacia atrás, pero no se escondió.
Exactamente igual que ayer en la Amstel Gold Race.
Con la duda de Van der Poel activaría el rodillo, él no espero y se metió en una fuga de «mortales», eso es Hirschi, Benoot, Vansevenant…
No escatimó el relevo, tampoco rehuyó algún «ataquito» por si acaso y en el sprint se sacó la espina de esa llegada de hace tres años, aquí mismo, con Wout Van Aert.
A Tom Pidcock le vemos muchas veces a remolque, cerrando huecos, algo descolgado, pero también le vemos y con la misma intensidad que cuando coge el mando y no se deja nada.
Como dijimos el año pasado tras la Lieja es «Juan sin miedo», ha construido un carisma sólido, y apuntalado por la hinchada anglosajona, basado en presencia en carrera y triunfos, pocos, pero muy buenos.
Imagen: FB Amstel Gold Race
Primoz Roglic
Top 24 Primož Roglič siempre está
Primož Roglič es el maestro de la regularidad en el ciclismo moderno
En los últimos seis o siete años del ciclismo, hay algo que se mantiene constante: siempre hay un ciclista que destaca por su regularidad, entrega y carácter. En este caso, hablamos de Primož Roglič, el esloveno que, aunque no sea tan mediático como el joven compatriota que domina el mundo, nunca decepciona.
Este año ha sido quizá uno de los más discretos en cuanto a reconocimiento público, ya que el protagonismo ha estado en manos de otros. Sin embargo, Roglič ha vuelto a firmar otra temporada con el sello de la casa: lograr grandes resultados con una aparente facilidad que solo él sabe transmitir.
Resultados que parecen poco, pero son brutales
A simple vista, sus números podrían no parecer espectaculares, pues siguen el patrón clásico del ciclismo: una gran vuelta y una vuelta por etapas ha sumado otro Dauphiné a su palmarés, todo en un contexto de feroz competencia, donde jóvenes talentos emergen con fuerza.
La efectividad de Roglič es indiscutible.
Está en esa etapa de su carrera en la que muchos empiezan a dar un paso atrás, pero él sigue manteniéndose en la élite, fiel a su estilo, logrando una regularidad que no es nada fácil, ni siquiera para un ciclista de su calibre.
Roglič parece, en ocasiones, que no realiza el esfuerzo que uno esperaría verle, pero ahí está: constante y efectivo.
La temporada 2024: El año de Primož Roglič
En 2024, Roglič volvió a demostrar su grandeza.
Ganó otra vuelta de una semana y está a solo una victoria en el Tour de Suiza para completar el póker de vueltas menores del máximo circuito.
Luego llegó al Tour de Francia, donde la mala suerte, como ya es habitual en su carrera, no faltó: caídas, percances y pérdidas de tiempo que terminaron por desanimarlo en la que es la mejor carrera del mundo.
Sin embargo, Roglič encontró consuelo en su escenario favorito: la Vuelta a España, donde se coronó por cuarta vez consecutiva.
Como dijo Javier Guillén, director de la carrera: «El esloveno es el mejor ciclista de la historia de La Vuelta.»
Y no es difícil estar de acuerdo. No solo por sus resultados, que son impresionantes, sino también por la conexión que ha desarrollado con la competición española. Roglič ha encontrado en La Vuelta el hábitat perfecto, un entorno donde se mueve con naturalidad, como si hubiera nacido en el corazón de España.
Domina los tiempos y sabe marcar diferencias cuando es necesario.
Momentos decisivos y dominio estratégico
Este año no estuvo exento de momentos complicados, como la fuga de Ben O’Connor, que puso en peligro su liderato. Pero Roglič, fiel a su estilo, apareció en el momento justo. Cuando tuvo que responder, lo hizo, y cuando llegó el momento de marcar diferencias, montó un tren infernal en la etapa de Moncalvillo, sentenciando la carrera con un golpe maestro tras días de recortar segundos al líder australiano.
Esa es, precisamente, la gran virtud de Primož Roglič: sin necesidad de mostrar siempre su mejor versión, es capaz de resolver carreras de tres semanas con una maestría reservada solo para los grandes ciclistas.
Un legado digno de estudio
Con cinco grandes vueltas en su palmarés, prácticamente todas las vueltas de una semana del mejor calendario mundial, un oro olímpico, y un impresionante bagaje de victorias, Roglič se ha ganado un lugar en la galería de ciclistas de culto.
Muchos predicen que, tarde o temprano, tendrá que ceder ante la nueva generación de talentos.
Pero ese momento aún no ha llegado. Roglič sigue activo, competitivo, y dispuesto a sumar nuevas victorias, cicatrices y marcas a su cuerpo, maltrecho tras tantas caídas, pero aún lleno de ambición.
Imagen: A.S.O.
Ciclistas
Moments 24 El día que Ben O´Connor hizo click
La etapa de Ben O´Connor en Yunquera fue la clave de la brillantez de la Vuelta
Una suerte de fuga bidón de los noventa en el ciclismo actual, sucedió en la Vuelta Ciclista a España con Ben O´Connor.
El día después de acabar la carrera le preguntamos a Javi Guillén por la clave de la buena carrera que vimos y no dudó en señalar la etapa de Yunquera y el triunfo de Ben O´Connor.
Hay veces en la carrera, que un deportista puede hacer click en su mente y elevarse hasta donde nunca imaginó llegar.
A ver, a Ben Connor se le conocían muchas habilidades, no era desde luego un incógnito en el pelotón, de hecho venía de hacer cuarto en el Giro y en el Tour de Francia de hace tres años había marcado un top 5 más etapa en Tignes.
Un trecho que aunque parezca fácil es una distancia insalvable que algunos campeones tipo Alberto Contador describen como muy difícil de superar.
El australiano lo logró, e hizo igual que otros grandes campeones que se ganaron nuestro corazón compitiendo con todo lo que tenían y ante ciclistas enormes, tras estrujar esa oportunidad que a veces el ciclismo da de forma aleatoria, pero siemprea quien arriesga y hace una apuesta fuerte.
Sin duda que pensamos en la fuga bidón de antaño, una de esas que cambia totalmente el guion de grandes carreras.
Eso sucedió en esta Vuelta a España, cuando el australiano tomó tanta ventaja en etapa andaluza, y obligó a la reacción del resto favoritos, esos que se quedaron quietos, esperando a ver quién tiraba por él camino de Yunquera.
Lo que vino después fue una encomiable defensa de un maillot rojo que día a día iba viendo minada su ventaja hasta el final.
Sólo Roglic pudo remontarle, llevándose una segunda plaza muy valiosa para seguir con un fin de temporada excepcional.
Pero seríamos injustos si ahora mismo ponemos el foco en toda la Vuelta, cuando esa tarde de agosto tan calurosa tuvimos la ocasión de disfrutar de forma completamente inesperada de una de esas escapadas que pasan a la historia.
Hacer lo que hizo el ciclista del Decathlon aquel día está el alcance muy pocos: hay que tener motor y motivación.
Primero cazar y meterse en un grupo de muchísima calidad y luego ir despegándose de uno a uno y llegar a meta con una renta lo suficientemente amplia, como para hacer dudar al resto de los favoritos de si iban a ser capaces de remontarle.
El ciclismo es para valientes, no solo para ciclistas que juegan con la estrategia, la calculadora y el tacticismo
Ben O´Connor nos demostró que hay hueco entre las grandes estructuras, sólo que hay que intentarlo.
Cambió, como decíamos al principio, completamente el guion de una gran vuelta, consiguiendo poner en jaque a los grandes nombres y obligarles a moverse de lejos, como no lo hubiesen hecho en circunstancias normales.
E hizo de una carrera que deportivamente no presentaba la mejor nómina, una de las mejores competiciones de la temporada.
Imagen: Unipublic / Cxcling
Ciclistas
Top 24 El asalto de Biniam Girmay a la casa de poder
El regreso de Biniam Girmay a la primera escena tiene más mérito del que imaginamos
Recuerdo la inauguración de los Juegos de París 2024, esa pasarela de barquitos por el Sena con las diferentes delegaciones y Biniam Girmay portando la bandera de la pequeña representación de Eritrea.
Habían pasado escasos cinco días del final del Tour en el sur, en Niza, y de su gran obra, el maillot verde.
Ver a Binian Girmay al frente de una participación tan pequeñita explica lo que queremos decir, que acostumbrado a no estar en las grandes estructuras, este ciclista se ha hecho un hueco en lo más alto.
Ahora cambiad la selección de Eritrea por el Intermarché y volveremos a lo mismo, el africano es una especie de milagro en el ciclismo más roto y diferenciado que conozco, un deporte que ahora mismo es de unas cuantas estructuras mientras las otras hacen lo que pueden y les dejan.
Esa es la regla, la tónica, que no por instalada se acepta, como es el caso de este ciclista.
Sin ir más lejos les ha ganado en campo propio, en el mismísimo Tour de Francia firmando tres etapas y un maillot verde que sabe a gloria en el entorno del ciclismo humilde.
Lo ha hecho además con todos los grandes metiendo toda la leña en el asador, como no podía ser de otra manera, que hablamos de la mejor carrera.
Desde la misma llegada Turín se abrió un contador que otro grande en una estructura memdiana, Jasper Philipsen, pudo igualar ya muy al final.
En la etapa 12 el eritreo ya llevaba tres triunfos con un maillot verde muy asentado aunque le tocó remar en el tramo final, con tanta montaña y conviviendo con los efectos de una caída.
Con este Tour, con el cómputo de una temporada en la que ha ganado alguna cosa más, Girmay retoma esa historia de éxito que abrió en 2022, con la Gante-Wevelgem y la etapa del Giro, y que el año pasado le había pesado.
Su explosión, por eso, no disipa los cada vez más negros nubarrones que rodean ciertas estructuras.
A los problemas ya admitidos por parte del Arkéa, se suman los de su Intermarché, bloque que admite, abiertamente, que el futuro no está nada claro.
Y es que no somos conscientes del mérito que revisten esas tres etapas en el escenario más codiciado, que Binian Girmay asome en ese escenario, que les gane por la mano, es una de esas historias que reconcilian con el ciclismo.
Imagen: A.S.O.
Ciclistas
El mejor movimiento de Movistar en mucho tiempo
Las renovaciones de cinco jóvenes da estabilidad en el core del Movistar Team
De una tacada el Movistar Team ha anunciado la renovación hasta 2028 de cinco de los mejores ciclistas de veintipocos años que tiene.
En el lote van los de la foto del twitter del equipo telefónico: Jon Barrenetxea, Javier Romo, Carlos Canal, Iván Romeo y Pelayo Sánchez.
Todos tienen algo en están entre los 21 y 25 años y cuando su contrato expire se prevé que caminen por la madurez deportiva.
El acierto es innegable, por la calidad de los chavales, calidad en todos los sentidos, pero también porque sitúa al equipo en la línea de trabajo que muchos otros bloques están desarrollando, eso es contratos largos a los ciclistas que les interesa retener.
Es seguro que Wout Van Aert acabará sus días de ciclista en Visma, y que Tadej Pogacar haga casi lo propio en UAE Team Emirates, eso sin contar las renovaciones hasta 2028 en el caso de los emiratís de ciclistas como Juan Ayuso, Isaac Del Toro, Jan Christen y Pablo Torres.
Así las cosas, Movistar Team se sube al tren de esas renovaciones «casi» vitalicias, a sabiendas de lo efímero que puede resultar este deporte, conjurando ese peligro que desde hace un tiempo le acecha que no es otro que todo joven o buen corredor que explota con ellos, acaba en otra estructura.
No puede ser que un bloque que bebe de la grandeza de estructuras muy importantes en la historia del ciclismo español y mundial sea un trampolín y no el equipo aspiracional.
Pues bien, eso estaba pasando, y la pregunta que nos venia a la cabeza cada vez que uno destacaba con los azules versaba sobre su fecha de salida del equipo.
En el caso de Jon Barrenetxea, Javier Romo, Carlos Canal, Iván Romeo y Pelayo Sánchez, se prolonga el contrato a corredores que han marcado la diferencia y un cambio de paso del equipo, respecto a los últimos años.
Tres de ellos saben lo que es ganar, salvo Romo y Canal, pero todos son excelentes ciclistas, valientes, con motor y llegado el punto con poder decisorio a su favor.
El ciclismo se escribe también con ciclistas de su perfil, con presencia en carrera y minutos de televisión, dando la batalla cada día y disputando etapas como si de generales se tratara.
Veremos si evolucionan hacia algo más, hacia corredores de tres semanas como tanto le gusta a la dirección del Movistar Team, pero entretanto es un gusto ver cómo Iván Romeo aprende el oficio metiéndose en escapadas desde el primer minuto en el World Tour o como Pelayo se bate en el Giro con los mejores del mundo.
Cinco ciclistas no es una cantidad pequeña, puede significar la columna vertebral del equipo en los años que han de venir, sobre la que hacer crecer el resto del proyecto y demostrar, de paso, que este equipo sabe retener a sus jóvenes valores.
Imagen: Movistar Team
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