Opinión ciclista
Marc Soler y el futuro del ciclismo español
Tenemos inquietos a nuestros periodistas, futboleros muchos de ellos, sobre el futuro del ciclismo español. Dicen, aseguran, que el ciclismo en España carece de relevo. Añaden que atisban el vacío tras Purito, Contador y Valverde. Que estos coquetean con los treinta largos y que en breve colgarán, como es lógico, la bicicleta. Para entonces prevén la hecatombe para el ciclismo a este lado de los Pirineos. Algo así como flotar en el limbo.
Sin embargo, mientras la Vuelta emprende camino al norte, entra en Murcia y cierra su primera semana de vida, un catalán de Vilanova i la Geltrú ha ganado el Tour del Porvenir. Lo dijimos, cuando en los prolegómenos de la pequeña gran carrera francesa la selección española no tenía segurada su presencia: lamentábamos que no estuviera porque Marc Soler tenía mucho que decir.
Y tuvo qué decir, tanto, que llegó y ganó. Nada menos que el Avenir, la carrera de Esteban Chaves, de Nairo Quintana. La carrera que hace 29 años ganó Indurain, que luego lo haría Angel Luis Casero, David Extebarria, Egoi Martínez y Rubén Fernández, no hace mucho.
Entendedme, ganar esta carrera te señala, pero no asegura nada. Sin embargo demuestra que en la ruta hay trabajo, sacrificio y calidad. Señas muy ajenas de los males que quitan el sueño a nuestros plumillas que creen que el talento surge por generación espontánea y que delante no hay rivales.
Soler es un ciclista que lleva tiempo haciéndose a fuego lento. Que el año pasado deslumbró con victorias en parte de los mejores foros en el Lizarte que abastece el Movistar y que este año ha corrido poco pero bueno. Especialmente la etapa de Port Aventura en la Volta donde demostró las hechuras que ha confirmado en el “Tour baby”.
Cuando me preguntan por el futuro del ciclismo español no puedo disimular una sonrisa y encoger los hombros. Decir ahora que viene una travesía en el desierto es más probable que asegurar años de triunfos, pero decir lo contrario sería aventurarse mucho, porque como Soler ha demostrado hay muchísimo trabajo detrás de lo que deslumbra.
Es más, que nuestros queridos compañeros no sufran, porque aunque Soler acabe un año ganando el Tour le dedicarán todo el espacio que sus Messis y CR7 le dejen. Si en los años más fértiles para el ciclismo hispano la proyección ha sido nula, no echaremos en falta nada porque el paisaje será el mismo.
Por cierto, felicitar a Vilanova, una bella ciudad que frecuento mucho en la que te puedes encontrar en una esquina a Víctor Iturat y en la siguiente a Joan Font, un campeón del mundo tandem. Y si te metes en La Geltrú, atribulado callejeo, te topas con la casa de los Gálvez, por donde Isaac soñó ser campeón del mundo, y sus hermanos Débora y Ramses siguen vinculados al negocio de la bicicleta. Ahora un día igual hasta topemos con Marc para estrecharle sinceramente la mano por el impecable trabajo que ha llevado hasta donde está ahora mismo.
Imagen tomada de Ciclismo a Fondo