Mundo Bicicleta
Los encendidos debates en torno a Luis León Sánchez
Recuerdo la primera vez que supe en primera persona de Luis León Sánchez. Era 2001, corría de juvenil. Aquel imponente mocetón murciano, por que murciano era todo lo mejor que crecía por aquellos años en la cantera del ciclismo nacional, caminaba firme hacia la Copa de España de la categoría sobre el alto de Les Estenalles en el Campionat de Terrassa, la carrera catalana de la Copa de España juvenil. Sobre un pasillo de coches y breve gentío aquel rodillo hecho ciclista abordaba la caza de los fugados en cabeza de los pocos que podían seguirle, transmitiendo una sensación tan compacta como pocas veces se aprecia a tan tierna edad.
Levantando pasiones |
Luis León Sánchez, once años después, es una de las figuras del ciclismo mundial. Está sin ir más lejos incluido en el top 50 de Vélo Magazine en su previo de 2012. Su palmarés es pequeño en cantidad pero tremendo en calidad: etapas en el Tour, Clásica de San Sebastián, París-Niza,… un privilegio de bagaje, desde luego.
Sin embargo crecen en torno a él encendidos debates. Controversias que surgen por esas maneras de grande que luce pero que no materializa como la parroquia espera de él. Es un caso similar al de Tony Martin, ciclistas dotados de la gracia que muchos no aciertan a encontrar durante longevas carreras, pero que sin embargo sea por el motivo que sea, no plasman como de ellos se espera.
Reconozco que cuando vi a Luisle ganar de aquella manera, y con tal solvencia, la París-Niza de 2009 advertí en aquel gigantón las opciones que sólo se admiten en muy pocos competidores. Luisle agachó la cabeza al propio Contador propinándole una derrota que incluso valió las ironías de Armstrong. Aquello abrió las expectativas que tres años después muchos consideramos no cumplidas.
Luisle es un ciclista que enchufado resulta demoledor, lo vimos en Sisteron frente a Voigt, sin embargo la apatía que transmite en muchos momentos nos lleva a pensar que el sacrificio no es un término que acuñe en su decálogo de valores. Su innata regularidad y extemporánea frialdad en muchos momentos de la gran competición despiertan dudas de si este ciclista pone toda la carne en el asador a cada pedalada que da.
Sea como fuere, creemos que un corredor de tal calibre necesita de retos mayúsculos por mucho que cueste encasillarlo en un tipo u otro de carreras dada su polivalencia. Ganar una etapa en el Tour y vivir de ella hasta el año siguiente nos parece un golpe a su identidad de grande y eso es lo que nos logra trasmitir Luisle cada mes de julio. Quizá desde Rabobank deberían reparar que este ciclista debidamente espoleado pueda dar de sí lo que muchos creemos que puede ofrecer, y no es precisamente poco.