Ciclistas
«El ciclismo es un deporte social» Jonathan Lastra
Jonathan Lastra aprovecha cada momento en bicicleta para hacer amigos
Para Jonathan Lastra el ciclismo no es uno, son los ciclismos, modalidades, carretera, ciclocross, BTT…, la forma de vivir, un calambre de vida que te permite crecer, relacionarte, ser quien eres.
El ciclismo es un deporte social, un concepto sobre el que gira gran parte de esta conversación que hemos tenido con uno de los pilares de este Caja Rural que cada año está un poco más adelante.
Jonathan Lastra es risueño, se extiende, no escatima en palabras y expresiones, vive la vida en bicicleta mientras conoce gente, y es feliz con ello.
Así nos fue este ratico con el bilbaíno…
Jonathan, ¿tus raíces ciclistas vienen de familia?
«Vengo de familia no ciclista, aunque no por ello no le gusta la bicicleta»
Un momento de flechazo con la bicicleta…
«Si tengo que elegir uno serían los veranos en Laredo, saliendo en bicicleta por aquí por allá, con los amigos montando mi BTT»
Y llega el momento de apuntarse a una carrera.
«Mi padre salía algo en bicicleta, me llamaba la atención, el grupo que hacían, la piña. Un día mi hermano fuimos a una carrera de BTT y probamos»
Como sigue la historia
«Sigo en BTT hasta que paso al Caja Rural amateur donde a partir del segundo año me centro en carretera. Hasta entonces había hecho un poco de todo, combinando modalidades con especial cariño al ciclocross»
El ciclocross siempre ha estado presente en tu vida
«Desde luego que sí, desde que lo probé me enganchó, desde cadetes mismo. Luego por una lesión de escafoides dejé el BTT por el dolor en las vibraciones, de ahí que me centrara más en carretera. No obstante nunca me vi acabando en BTT, pues me encantaba el ciclocross»
¿La carretera siempre te gustó?
«Sí, y es un tema quizá social. Igual que cuando mi padre salía con la grupeta, me encantaba ir en grupo, entre gente. El BTT es muy solitario y en aquella época poco tenía que ver con la actual, entonces era salida y monte arriba, cada uno a su ritmo»
Y sobre todo disfrutando. Que recuerdos trae esta ladera. https://t.co/qQ7VJqOwuG
— Jonathan lastra (@Jonathanlastra_) October 28, 2019
Para ti el ciclismo es un deporte social
«Sí, así me lo han enseñado desde pequeño, hacer salidas con gente, hablar, disfrutar juntos de la ruta. Recuerdo en mis primeros años experiencias muy bonitas en este sentido haciendo una ruta asturiana que se llama la «Senda del oso», iban hasta padres y madres con nosotros. De hecho una de las cosas que más me ha gustado del ciclocross fue que de inicio podíamos ir con la caravana, plantarnos allá, ver todas las carreras antes de competir y disfrutar del ambiente»
Así entiendes el ciclismo.
«Desde luego que sí, este deporte me ha dado grandes amigos»
Noviembre, tiempo de ciclocross ¿lo extrañas?
«Ojo que este año he podido estar en Elorrio. Disfruté mucho de él, es mi modalidad, pero ojo, no es exclusivo, es el ciclismo en general. Si me preguntas ¿qué prefieres vivir del ciclocross o de la carretera? te diré que de ambos en su debido momento. Ahora extraño en ciclocross, pero en primavera o verano, apetece carretera, tengo ese privilegio, poder hacer cada cosa en cada momento»
¿Cómo te ayuda el ciclocross en la carretera?
«En detalles claro que ayuda, por ejemplo el ciclocross te exprime durante una hora larga, te lleva más allá del umbral, te deja roto, correr en ese nivel me permite que en la carretera pueda realizar tramos durísimos y mientras veo que algunos no pueden, a mí me queda gas para rodar en ese umbral, ahora bien, como el tiempo se vaya más allá, acabo reventando yo. Son momentos en los que lo pasas mal al principio, pero según pasan los minutos te estabilizas respecto al resto»
¿Recuerdas un momento así?
«Sí, en esa subida tan emblemática de la Vuelta a Croacia. Allí pude mantener un ritmo de pulsaciones muy alto y estar delante hasta casi el final»
¿La carretera es muy estricta?
«Mucho, te exige todo, en todo momento, saber estar cuando hay que estar, moverte donde debes, respetar el descanso, las horas de sueño, la alimentación. En una gran vuelta es la clave, en caso contrario mueres. Pero como yo digo, todo eso está muy bien, pero hay que saber disfrutarlo»
Balance de 2019, rápido.
«Contento, voy cumpliendo objetivos»
¿Cuáles?
«Voy progresando, empecé el año bien, tuve un buen pico de forma hasta la Vuelta a Madrid, rodando en top ten en varias carreras»
Omnipresentes tú y tus compañeros en la Vuelta a España
«Pillé cinco fugas en la Vuelta, una cosa que habla del nivel que tuvimos, cada día estábamos ahí y me quedé con las ganas el día de Udax, segundo, cuando ganó Mikel Iturria»
El Caja Rural mereció el triunfo
«Es que curramos mucho, cada día estábamos en la fuga. A ti te dicen al salir que vas a ser segundo en una etapa y firmas pero claro cuando llegas segundo, quieres más. Del segundo al primero hay un abismo. Dimos un gran nivel, no se ganó, pero la imagen fue muy buena y eso que todos los equipos profesionales como nosotros habían logrado ganar»
Deseos para el 2020 que ya está aquí
«Si ya he estado en el top ten, quiero un paso más allá, la victoria es difícil, pero es un buen objetivo»
En los tiempos que corren es un privilegio el Caja Rural…
«Mucho, se corre muy a gusto, con interés en la formación del chaval y que pueda dar el salto más arriba. Llevan diez años con el mismo patrocinador ¿qué más puedo decir?»
Más cuando vemos lo de Murias
«Es una tremenda lástima, pocos han sacado tanto con tan poco»
¿Es tan tétrico el paisaje como lo pintan?
«No tanto, la verdad. Sube el Euskadi, también aparece el Kern Pharma»
¿Había sitio para Murias y Euskadi?
«Era complicado, no creo que haya tantas empresas para poder soportarlos, podrían haber convivido un año, pero más, difícil»
Imagen: FB Caja Rural
Wout Van Aert
Demasiadas medallas de plata para Wout Van Aert
El Europeo le deja otra plata a Van Aert, y van trece
Sí, lo sabéis, si ahora me pidieran una mano por alguien en el pelotón la pondría por Wout Van Aert, para mí el ciclista más valioso de la actualidad, un portento omnipresente, con un bagaje que no discutiremos ahora, pero con un gran qué en esa relación especial que ha construido con la medalla de plata, hasta trece, excesivas en su balance frente al oro en un balance en el que su némesis, el amigo Mathieu le ha sabido doblegar.
Trece medallas de plata, así nos lo confirman, contando Juegos Olímpicos, Mundiales, Europeos y Campeonatos belgas que, en ciertos momentos, como en ciclocross, son como mundiales encubiertos.
Ayer cuando le vi que no llegaba a tiempo para superar a Laporte en el final, cuando la medalla de plata colgaba del cuello del Van Aert pensé en esa cifra, y con ella en la mano, me pregunto cuál fue el oro que más me dolió que perdiera el belga.
Y en esa tesitura me acuerdo de la carrera de fondo olímpica de Tokio, cuando estaba sublime de forma, recién llegado del Tour, tres etapas ganadas, cada una totalmente diferente, y vio como el hábil Carapaz le levantó el título olímpico.
Fue esa mañana de sábado, a primera hora, un esquema que se nos ha hecho favorito.
Van Aert es el más fuerte de la concurrencia, rodó como nunca y perdió como siempre, pues cada vez que comparece en este plan, sucede lo mismo, alguien es más listo, se anticipa, y luego todos le miran a él para que emprenda la caza que, lógicamente, no llega a buen puerto.
Dice Van Aert que claro que piensa en la cantidad de medallas de plata que tiene en casa, que lo tiene presente, por mucho que en carrera no le venga a la mente.
Pero le condicionan, le tienen que perturbar, a cualquier crack en lo suyo tiene que pesar verse en el día de la marmota
A mí me pasaría.
Le hemos visto a la derecha del ganador, cuando el podio ha estado bien dispuesto, en muchas ocasiones y no cuento Roubaix y Flandes, otras que son de su perfil.
El tema de disputarlo todo, de ser bueno en casi cualquier terreno es lo que tiene, un coste en plazas de honor equiparable a las que lograba, por ejemplo, Alejandro Valverde.
Por eso molesta, por eso sabe mal, ver tanto talento vestido en plata, cuando debería tocar el dorado.
Ojalá Wout le dé la vuelta a la situación, que aprenda de los Carapaz en su día, o Laporte ayer mismo, ciclistas que no le son superiores, pero que son hábiles, se mueven bien y tienen instinto.
Imagen: FB UEC
Ciclistas
Juan Ayuso necesita un año entero y limpio
No pisar el podio de la Vuelta no es una mala noticia para Juan Ayuso
Volver al podio de Madrid para recoger el maillot blanco de mejor joven era un objetivo que Juan Ayuso veía más o menos factible.
De hecho creo que, salvo Remco Evenepoel, era el gran favorito a vestir una prenda que en el ciclismo actual no tiene el valor de hace no tanto tiempo, cuando los jóvenes llevaban una programación más calmada y su progresión se fijaba más a largo plazo.
Si los cambios que ha vivido el ciclismo se podrían resumir en esa prenda y su valor.
Para Juan Ayuso el objetivo era volver al podio de Madrid, un año después de estar en él, tras debutar en una gran vuelta.
Conociendo su ambición y sabedor de lo claras que tiene las cosas, me cuesta creer que el ciclista esté contento con esa cuarta plaza, más cuando tampoco estuvo nunca en disposición de ganar una etapa, otro objetivo que se marcó a fuego.
Lo dijo varias veces, incluso dando a entender que podía sacrificar la plaza en la general por levantar los brazos en meta.
No le fue posible…
Y es aquí donde quiero ir con Juan Ayuso, que ha demostrado que incluso en este ciclismo de prodigios las cosas no son sencillas para los jóvenes, que esto no es llegar y besar el santo, más bien todo lo contrario.
Los que llegan tan rápido a la elite no siempre lo tienen tan sencillo y Juan lo ha demostrado en la Vuelta.
Ha estado delante siempre, la ambición la tenía, el equipo no tanto –la forma de hacer de Almeida es muy difícil de entender– y la forma era la mejor en sus circunstancias, pero ahora mismo el Jumbo está en otro nivel, incluso para los todopoderosos del UAE.
Juan Ayuso nunca amenazó el podio de los neerlandeses y acabó entre el cansancio extremo de Enric Mas y el hastío final de Mikel Landa ante tal dominio.
A ello se le añade ese catarro que mencionó en alguna ocasión y la sensación que no ha hecho limpio de aquella lesión de principios de año.
La suma de todo ha pesado en un ciclista cuyo techo creo que sigue estando lejos, a pesar de algunos comentarios, pues tiene 21 años y en lo poco que ha podido competir ya ha logrado cuatro victorias y de ellas, tres en el World Tour.
Imagen: UNIPUBLIC / SPRINT CYCLING AGENCY
Mathieu Van der Poel
Van der Poel hijo en 5 esenciales
Ahora mismo no le veo límites al palmarés de Mathieu Van der Poel
No sé si es que el año le ha resultado muy intenso o que Mathieu Van der Poel ha querido pasar página rápido, pero su maillot irisado ha sido visto y no visto.
Unas cuantas carreras y cierre de Van der Poel en una París-Tours que merece a los mejores
Habrá que esperar a la próxima primavera para disfrutar a tope el buzo más especial del pelotón con más asiduidad en las espaldas de uno de los corredores con más flow del pelotón, un tipo que no deja indiferencia, despierta pasiones y genera afición como pocos.
Desde que diera el salto a la carretera, Mathieu Van der Poel ha demostrado una evolución tan brutal que nos cuesta reconocer en este campeón aquel mozalbete nieto de Poulidor recién venido del ciclocross, aunque con bagaje ya en carretera.
Con esta premisa, queremos dejar cinco básicos para entender y querer a Mathieu Van der Poel.
Una evolución tangible,…
Ver a Van der Poel «campeonar» en Glasgow y ponerlo negro sobre blanco con el que reventó en Yorkshire, cuatro años antes, es como degustar dos ciclistas diferentes.
El de entonces, un auténtico temerario, que se echaba las fugas a la espada y las arrastraba hasta caer destrozado.
El de este verano, un ciclista certero, con un golpe, sólo uno pero demoledor y suficiente para ser campeón del mundo.
Un cambio de ritmo brutal
Ahí reside la gran fuerza del neerlandés.
Cuando acciona el mecanismo de destrucción se acabó el plan para los demás, abre un pequeño hueco rápido y lo van ensanchando de forma paulatina e irremisibe hasta que decanta la carrera.
Lo vimos en San Remo, en Roubaix y en el Mundial, un tridente que habla del salto de calidad que le ha implicado el año que acaba.
Registros muy marcados
Si una cosa tiene el nene es que su programa se va concentrando y se centra en aquello que sabe le va a resultar.
Salió de la zona de confort del ciclocross para crecer en su entorno natural, las clásica, y en ello está.
Tiene claro el objetivo y se centra en él, todo lo demás que venga perfecto, como etapas o el amarillo del Tour, pero él la historia la escribe en sus terrenos.
Sólo se tuerce del renglón con el BTT, que no le sonríe, pero no creo que ceje en el empeño con unos JJOO en el horizonte.
Techo sin adivinar
Una vez abierto el melón de los monumentos, nos queda saber cuántos será capaz de coleccionar.
En clara competencia con Pogacar, que le ha pisado el césped en Flandes, ahora mismo cuelgan cuatro de su palmarés, pero a ritmo que va mira de tú a tú leyendas no tan lejanas como Boonen y Cancellara.
Si sigue con este registro anotador puede acabar entre los mejores de todos los tiempos en la materia.
¿Un día? El mundial mismo
Este Campeonato del Mundo escocés ha sido el culmen, la cuadratura del círculo para Mathieu Van der Poel.
Con presencias más contenidas y bien calibradas, su actuación en Glasgow ha sido sencillamente abrumadora, tanto como el cambio de ritmo que exhibió y la forma con la que se repuso de la caída posterior.
El coco ya viste de arcoíris, ¿qué será lo siguiente?
Por de pronto seguro que nos amenizará algunas sobremesas de Navidad y fechas aledañas.
Ciclistas
El año de Pogacar, pendiente de Lombardía
Un triplete en Lombardía sería un gran calmante para la sed de Pogacar
Veremos, una vez la temporada eche el telón el Lombardía, cuál ha sido el año global de Tadej Pogacar, aunque por el momento para el esloveno sobrevuela una sensación llamada beneficio de la duda.
Al igual que el año pasado, cuando entró al trapo con los Jumbo, lo que significó su perdición, en éste para Tadej Pogacar hay un antes y un después de su fractura de muñeca.
No sé de hecho, si os fijasteis en el descenso del Tourmalet, en este Tour, cuando hizo unos cuantos gestos como si se le durmiera la mano lesionada, demostrando que en cierto modo le molestaban los restos de la lesión.
Cuánto habrá influido la fractura y recuperación, el sabrá, pero que algo le ha podido mermar, creo que es un hecho.
Con ese beneficio de la duda, echamos de menos a Pogacar levantar los brazos y esperamos verle de nuevo on fire en el fin de sesión de Italia y en especial en Lombardía.
Ojo que si gana por tercera vez se pone al nivel de Girardengo, Belloni, Bartali, Kelly y el principito veronés, Damiano Cunego, quien hizo de las hojas muertas su fortín.
Su final de año lleva otras citas importantes, además, como la revancha con Enric Mas en Emilia y la defensa de la corona en Tres Valles Varesinos.
Con todo el año de Tadej Pogacar volverá a ser muy potente, aunque aquella primavera nos quede lejos.
Recordad que hubo unos días entre marzo y abril que el sol salía y se ponía con él, que ganó todo lo que compitió y sólo quedó fuera del podio en la Milán-San Remo que ya había condicionado con sus ataques en el Poggio.
Ese fenómeno esperamos volverlo a ver este final de curso, pero sobretodo en la primavera de 2024.
Porque más allá de la suerte del Tour, carrera a la que tendrá que dedicar más codos en lo sucesivo, como le recuerda si rival danés, Pogacar se ha hecho una marca en torno a toda carrera que compite, sea la Clásica de Jaén o el Giro de Lombaría.
Su sed es infinita y sigue siendo joven, hizo 25 el jueves.
Veremos, por eso, una duda que nos asalta con esta generación sobre si ya hemos visto lo mejor que pueden dar de sí o si les queda por mejorar…
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