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¿Hay vida más allá del Tour para Andy Schleck?

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Los tiempos modernos del ciclismo marcaron una tendencia que ha alimentado, y sigue además, las ambiciones y formas de trabajar de muchos de los mejores ciclistas. A finales de los ochenta surgió la figura de Greg Lemond, quizá alguno antes ya lo había precedido, cuyo sino anual se jugaba en las tres semanas de julio que duraba el Tour. Todo lo que pasara antes o después del mismo poco o nada perturbaba al elegante ciclista californiano que jugó hasta tres veces con fortuna este rol.
Otros bebieron de sus fuentes, Lance Armstrong fue el ejemplo más evidente, pero no el único pues su gran rival, Jan Ullrich, quien por cierto años después de la “espatarrada” de Estrasburgo en la salida del Tour´06 no cuenta con una resolución, también promulgó este ejemplo. Este año Ivan Basso parece alojado en la misma teoría.
Hoy el alumno aventajado de esa teoría es luxemburgués, larguirucho, con cara de tierno infante y sonrisa que esconde una ambición ilimitada. Andy Schleck se lo juega, como lo mentados, todo al Tour. Estos días en Suiza muestra titubeos de forma que incluso levantan ciertos comentarios que olvidan que hace un año transmitía idénticas sensaciones, las mismas que no le privaron de poner en apuros a Alberto Contador tres semanas más tarde. Los tiempos los tiene cogidos, eso es seguro.
Pero, sintiéndolo mucho, no podemos compartir esta forma de entender el ciclismo. Y es que además de no poder compartirla, no cejamos en considerarla nociva para la salud de este deporte, que muchos señalan maltrecha. No es de recibo que hayan pasado casi cincuenta semanas desde la última vez que vimos en la brega a los dos mejores ciclistas del mundo. ¿Se imaginan una final Federer vs Nadal una o dos veces al año?, pues en esta tesitura nos hayamos aquí.
No cabe duda de que Schleck, y su atribulado hermano Frank, de quien nunca adivinamos una estrategia concreta cada vez que ataca, estará a tope en el Tour. No cabe la menor duda. Pero el precio para estar a ese nivel en Francia implica un total desprecio por organizaciones, carreras, entes y calendario por parte del luxemburgués a quien sólo se le adivina una Lieja- Bastogne- Lieja en un pobrísimo palmarés (diez triunfos desde 2005), jalonado además por actuaciones de dudoso decoro, como aquella que cuajó en la última Vuelta a España, donde demostró, una vez más, que todo lo que no sea Tour no le interesa.
Por verle más a menudo, y disputando además, brindamos a dos semanas de que arranque su único objetivo de la temporada. 
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