Opinión ciclista
Gianni Bugno no era racista
Publicado
5 años atrásen
Por
Iban Vega

El pelotón es un ser vivo, una especie de agua, eso que decía Bruce Lee, que vista desde arriba, en cenital, fluía por la ruta, ensanchándose cuando era menester y apretándose cuando correspondía. En el pelotón un ciclista se ve ahogado o sin salida y toca al de al lado, éste al otro, y así de una forma harmónica, casi milagrosa, y todo resulta sencillo, casi orgánico.
No siempre por eso ocurren las cosas así. Hay corredores rígidos, que “clavan” su rueda a la ruta y no les muevas, no se te ocurra. Son ciclistas que carecen de la empatía que se necesita en grupos de ciento y pico tíos, de los que muchos huyen despavoridos. El otro día me hablaban de uno, Tony Martin, un corredor que si miráis atrás, se ha pegado unos tortazos de impresión más de una vez.
Recordad el Tour de 2013, cuando ganó en Le Mont Saint Michel, que era una momia andante, con medio cuerpo vendado y una entrepierna escocida hasta lo sanguinolento. O a los dos años, cuando se cayó siendo líder tras su victoria épica en Cambrai, el día del adoquín.
Estos días, hemos conocido otro que parece duro a la hora de negociar la posición en el pelotón. Es el joven talento italiano Gianni Moscon, un ciclista que me encanta, una de las ruedas que marqué antes de la primavera, y que no estuvo lejos de dar la campanada en Roubaix, cuando quedó quinto, pero llegó a tocar el grupo de Van Avermaet en el mismo velódromo.
Pues bien Moscon ha sido protagonista de algo que en ciclismo era casi inédito como es un caso de racismo, como bien se ha admitido desde todas las partes, contra el corredor de la FDJ Kevin Reza, aquel que una vez se llevó accidentalmente un móvil del público en el Tour y grabó un curioso video con él.
A Moscon le llaman algunos que tiene próximos “el Gianni Bugno” por su categoría sobre la máquina. Ya os acordaréis de él, esa figura que nunca se descomponía, perfectamente acoplado, gesto tibio, incluso cuando el lamento le retorcería por detnro al ver que Indurain le ganaba por la mano repetidamente. Moscon es joven aún, 23 añazos sólo, y seguro que seguirá creciendo, pero sus actitudes no son el mejor caldo de cultivo.
Y no lo son porque no sólo de clase y talento vive el ciclista, también se necesita una dosis de respeto y querencia por el rival y en el fondo compañero. Tú puedes ser un crack en lo tuyo, que si no eres respetuoso, te acabarán pasando factura y no precisamente barata. No sé si es una cuestión de generaciones, de tiempos o de yo qué sé, pero hay preocupación, honda además, en el respeto y valores que se imprimen en el pelotón.
Por ejemplo, están los “Juan sin miedo” del sprint que van literalmente a saco, como lobos en las llegadas, o los que bajan sin precauciones, o los que trazan como si estuvieran solos,.. pues bien ahora tenemos racismo, un “ismo” de eso que nunca había oído en el ciclismo y que mira por donde, nos llega desde uno de los corredores más prometedores del panorama.
45 días le han caído a Moscon por parte de su equipo por este affaire, los mismos que a Andrei Grivko por partirle la cara a Kittel en Dubai, creo, es decir varios meses después, como si fallar algo así fuera tan complicado o necesitara tanta deliberación. Por medio Grivko ha seguido corriendo e incluso estuvo cerca de ganar una etapa en Romandía. ¿Qué cara habría puesto Küng si le bate un ciclista a puertas de una sanción por algo que hizo meses antes?
Esperemos que esto no vaya a más, que ese caldo de filias y fobias que es el pelotón sepa enterrar y corregir estas actitudes. Sólo nos faltaba esto, peleas y racismo en el pelotón.
Imagen tomada de www.prensalibre.com
INFO
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Opinión ciclista
Ya no hay equipos de bandera
Publicado
2 días atrásen
8 de agosto, 2022Por
Iban Vega

Hoy los equipos de bandera son multinacionales del triunfo
Hace años, cuando me introduje en el mundo del turismo, me llamó mucho la atención una terminología «Compañía de bandera», refiriéndose a aquella línea aérea que portaba los colores del país por medio mundo como quizá, algunos, siguen pensando que sucede con algunos equipos ciclistas.
Pero nada más lejos de la realidad.
Cuando Van Vleuten ganó el Tour Femmes con Movistar recibí varios mensajes lamentando que la neerlandesa ganara sin casi españolas en el equipo y sin una labor de base entre las nuestras.
El gran éxito del Movistar femenino reside en haber hecho todo lo contrario que en el masculino: sin sentimentalismos patrios, fueron a por la mejor, abrieron el calendario y salen a competirlo todo.
¿El resultado? ahí está https://t.co/cZTST2LjvB pic.twitter.com/tsUiyb0UpO— JoanSeguidor (@JoanSeguidor) August 1, 2022
No entienden que esto ya ha cambiado, que cuando digo que el Movistar femenino está hecho sin sentimientos patrios es precisamente por que el equipo quiere ganar y punto, sea con una neerlandesa, cubana o noruega.
No tiene nada de odio a España ni chorradas de esas.
Una realidad que vemos en el top del ciclismo mundial.
Jumbo Visma, como equipo ahora mismo en boca de todos, es un ejemplo claro cuando confía el liderato del Tour a un danés, Jonas Vingegaard, quien además firmó historia gruesa ganándolo.
El equipo es de los Países Bajos, pero cuesta encontrar gente nacida allí en el equipo.
Creo, por percepción, más que por otra cosa, que la firma de supermercados no tiene la implicación que en su día sí llegó a tener Rabobank, con la abundante cantera neerlandesa, por lo que su compromiso de hacer caso al talento patrio no es tal, si viene un esloveno como Primoz Roglic o un belga como Wout Van Aert que suman para la causa.
¿Qué decir de los dos equipos sostenidos por dinero árabe?
En el UAE, el equipo de bandera emiratí cuida de la suerte y salud de un esloveno llamado Tadej Pogacar en medio de italianos, portugueses y otras nacionalidades.
Bahrain, con Landa, Caruso, Mohoric, Teuns y Pello, pasa más o menos lo mismo, y es comprensible por la escasa tradición ciclista de esos lugares.
Si volvemos a la vieja Europa, tenemos el Team Ineos.
Recuerdo cuando Dave Brailsford dijo un día que le gustaría que el primer francés en ganar el Tour, tras Hinault, debía hacerlo en su equipo.
No ha sucedido, pero sí que lograron el primer Tour para Colombia con Egan Bernal y estuvieron cerca de hacer lo mismo con el Giro de Richard Carapaz.
Ineos, a excepción de Geraint, es un equipo cuyos mejores resultados han traído ciclistas no británicos, como la Roubaix de Van Baarle y la Itzulia de Dani Martínez.
Un caso evidente de multinacional del éxito es el Quick Step del viejo Lefevere, quien ha demostrado ser mucho más hábil que Eusebio Unzué en la lectura de los cambios de ciclo.
Ahí van los éxitos de un inglés como Cavendish, un neerlandés como Jakobsen y un francés como Alaphilippe.
Está claro que para el discurso interno del equipo, van bien jugadas como las de Yves Lampaert en el prólogo del Tour o Remco Evenepoel en Lieja y San Sebastián, pero no se les caen los anillos en trabajar para bazas internacionales.
El caso más obvio fue el de Kasper Asgreen en Flandes, trayéndome a recuerdo lo que un día dijo Angel Edo para justificar el fichaje de Cortina por Movistar: «Mejor un equipo de casa, en el que siempre apostarán más por él que en el equipo de Lefevere«.
Pues bien, no señor, la realidad se demuestra que eso no es matemático, que el ciclismo ahora mismo juega a otra cosa y que lo de equipos de bandera es pasado.
Opinión ciclista
La caída de la Vuelta a Burgos viene por un error garrafal
Publicado
6 días atrásen
3 de agosto, 2022Por
Iban Vega

Si la caída de la Vuelta a Burgos sucede en Polonia prendemos fuego a la carrera
Hace dos años, por estas fechas, andábamos felicitándonos por la vuelta del ciclismo tras la pandemia en Burgos, con una organización ejemplar y pionera, por ser la primera competición disputada en los nuevos tiempos de Covid.
Hace dos años, también por estos días, mirábamos espantados el desenlace entre Groenewegen y Jakobsen en la famosa recta cuesta abajo de Katowice de la Vuelta a Polonia, tan criticada antes, durante y después de la aquella horrible llegada.
Aquellos días se tachó a Groenewegen de criminal y temerario y a la organización de imprudente, cuanto menos,
Polonia es una carrera llena de color, disputada en hermosos parajes, fruto de largos, fríos y húmedos inviernos que aquel día quedó marcada por el terror de aquellas imágenes.
Pues bien, el mal diseño de aquella llegada entre los dos neerlandeses me recordó en parte a la de Villadiego en la Vuelta a Burgos.
Cuando el corredor del equipo Jumbo pierde el control de su bicicleta, pudo parecer mil cosas, cuando vimos las repeticiones, no hubo duda de la causa, ese badén a menos de un kilómetro de meta, en ligera bajada, que sumado a la velocidad que iban, propició el desastre.
La explosión de ciclistas fue de las que no se olvidan.
Saltaron por todos los lados, también por los laterales, llevándose las vallas por delante,
No ha pasado nada grave para lo que podía haber sido, pero se ha jugado con fuego.
Es increíble que en el ciclismo de las mil regulaciones pasen esas cosas.
¿De verdad que nadie vio esta llegada de la Vuelta a Burgos? ¿Nadie advirtió del peligro?
Cuesta creer que pasen estas cosas, incluso creo que la labor de señalización que se hace resulta insuficiente.
Me viene a la mente una conversación que tuvimos con Pascual Momparler, seleccionador nacional. y Fernando Ferrari, director de Ciclo21, a raíz de la caída y retirada de Mikel Landa en el Giro 2021, en la que se hablaba cómo conciliarlo todo: seguridad, elementos urbanos, velocidad, centros de pueblos…
Sé perfectamente que es imposible, a veces, conciliarlo todo, pero en una escalada de valores, la seguridad debería estar por encima de todo, incluso de lo económico, pues sin seguridad las carreras no tendrían lugar.
Alguien debió ver que ese badén ahí poco o nada pintaba.
Ahora mismo, la Vuelta a Burgos está señalada por mil cuentas en las redes sociales, desde aficionados, a equipos, ciclismo y técnicos y lo lamento, pues, puedo imaginar lo que cuesta sacar esto adelante.
Pero se ha cometido un error, una imprudencia flagrante que si llega a suceder en Polonia les estamos dando hasta pasados dos años.
Espero que los afectados salgan adelante, ante todo son personas, y como tales sufren, padecen y se equivocan, como los Jumbo que llegan delante y celebran el triunfo en medio de la confusión.
Imagen: FB Vuelta a Burgos
Opinión ciclista
Es el fin del ciclismo de banderas como lo habíamos conocido
Publicado
2 semanas atrásen
28 de julio, 2022Por
Iban Vega

Un Tour como éste sirve para dejar de ver el ciclismo de banderas al que estamos acostumbrados
Sobre el ciclismo de banderas y bufanda que va de capa caída quiero rescataros un wasap textual que un veterano periodista me escribió el pasado sábado, recién concluida la crono que ganó Wout Van Aert…
«De nuevo, otra gran etapa en el Tour de Francia.
Fantástico el duelo Vingengaar Pogacar.
Pero respecto al ciclismo español, desde 1981, o sea hace 41 años, no había un Tour tan desastroso, sin ninguna etapa, sin nadie en el Top Teen, sin montaña, equipos ni nada.
Ya el malogrado Alberto Fernández acabó décimo, y en el 83 , Ángel Arroyo acabó tercero y se inició la época dorada de Reynolds .
Antes, antes de los nefastos finales de los 70 y principios de los 80, con el legendario Kas, también se ganaban etapas, montaña, equipos, los Gabica, Momeñe, Galera en el Top Teen sin olvidar a los Lopez Carril, Errandonea ganando un prólogo, como no Julio Jiménez, Tarangu Fuente, Pérez Francés, con los Tours de Bahamontes 59 y Luis Ocaña 73»
Su mensaje me llegó en un momento de euforia personal por la satisfacción que me ha dejado esta edición.
Una satisfacción explicada por los mil instantes de ciclismo de gran intensidad durante tres semanas.
Luego, leí el mensaje y respondí que poco o nada me interesaba la suerte del ciclismo español -de lo que se nos venía encima ya opiné antes de la carrera- con el carrerón que habíamos vivido.
Me respondieron algo así como que «con estos resultados y la falta de estrellas, la afición se iba a resentir. Mira cómo ha crecido la afición al ciclismo en Eslovenia«.
El argumento, lo siento, era bueno antes, pero ya no.
Creo que el aficionado medio al ciclismo, el de verdad, ha cambiado mucho respecto al de hace 10 ó 20 años.
El aficionado de ahora suele ser, por lo general, ciclista en activo que ve ciclismo, entiende y viaja por él, que sabe del esfuerzo de los corredores en carne propia y se identifica con ellos.
Por eso nos nos vemos en Michael Matthews en Mende, con Jonas Vingegaard en el Granon y Wout Van Aert, durante tres semanas.
El aficionado de hoy valora el esfuerzo y el espectáculo sin importar de dónde es quien lo firma.
Pero si las audiencias han subido un montón en todos los sitios, porque el ciclismo necesitaba una catarsis de gente comprometida con el espectáculo y el publico.
Estábamos hartos de ciclismo control, de ritmos inasumibles que disuadían de ataques.
En un ciclismo de banderas este Tour habría caído en picado en interés en todo aquel país que no fuera Dinamarca, Eslovenia, UK y Colombia.
Pero no, el aficionado vive las locuras de Van Aert como si fuera del pueblo de al lado, y se identifica con la voluntad perenne de Nairo, Bardet y Meintjes porque ama este deporte, lo quiere como si fuera suyo, pues en el fondo lo es.
Así que, como efecto colateral, celebramos que este Tour haya cumplido con todas y cada una de las líneas que expresamos en este artículo.
Sobre el ciclismo español y su suerte, ya nos preocuparemos cuando toque.
Imagen: A.S.O./Pauline Ballet
Opinión ciclista
Huérfanos de ciclistas piratas, diablos, caníbales y tejones
Publicado
2 semanas atrásen
28 de julio, 2022Por
Escrihuela

Alegato de aquellos ciclistas nos dejaron recuerdo eterno
Ciclismo de Youtube, a eso parece que sin remedio nos va abocar el ciclismo del siglo XXI.
Ataques a pocos kilómetros de meta, a veces a apenas un centenar de metros, subidas a bloque con tímidos arranques de peseta, de fuegos artificiales.
Una lástima porque hoy en día te puedes ver los últimos kilómetros de la etapa en el famoso canal de vídeos porque en definitiva, y con mucha lástima, son los únicos que valen la pena.
Que puertos como el Tourmalet se suban a bloque, un col que ya ni marca diferencias, que en recorridos como el día de Plateau de Beille, con Portet d’Aspet, La Core y Lers, ninguno de los favoritos sea capaz de romper la carrera y ponerla patas arriba y que en definitiva se necesitan puertos extremos, de Youtube como yo les llamo, para que los ciclistas afronten terribles desniveles «al filo de lo imposible», ascensiones con muros salvajes por encima del 20%, para poder ofrecer espectáculo.
La situación me parece algo preocupante.
Necesitamos de corredores valientes que no se preocupen por hacer segundo o tercero, ni siquiera por entrar en el Top Ten, que se líen la manta a la cabeza, que nos ofrezcan largas escapadas, largas cabalgadas, que tiren el pinganillo y se lancen a la aventura, que arriesguen.
Esto es un deporte de héroes y de épica, no de conformistas que nunca dejarán huella.
Por eso amamos lo que nos propuso Van Aert, por muy contra natura que fuera.
Chiapucci nunca ganó el Tour, ni siquiera el Giro, pero todo el mundo le recuerda sobre todo por su cabalgada en Sestrière ’92 dejando exhausto a un gran Indurain, porqué él era así, un inconformista, un luchador nato, un diablo en la carretera.
Estamos huérfanos de piratas, diablos, caníbales y tejones.
Por Jordi Escrihuela
Imagen tomada de thegranfondoitalia.com


La inédita y olímpica historia de Christa Luding y Clara Hughes


El Sosa de Movistar se queda muy lejos de lo esperado


Ya no hay equipos de bandera


No hay ciclista para compararse con Joao Almeida


Roglic no necesita el tren del Tour



El Tour de 1983, por Ángel Arroyo


Tour Femmes para curiosos


Tour 2022 para inquietos – vol II


¿Habría sitio en este ciclismo para un corredor como Eduardo Chozas?


Tour 2022 para inquietos – vol I


Iván García Cortina debería dejar Movistar cuanto antes


La caída de la Vuelta a Burgos viene por un error garrafal


El pésimo año de Miguel Ángel López y Astana


Eusebio Unzué sigue sin ver la realidad de su Movistar



El Tour de 1983, por Ángel Arroyo
En la previa de la celebración de las dos Vueltas, la masculina y femenina, Javier Guillén nos vende los motivos por los que tenemos que pasarnos estas tres semanas pendientes de lo que sucede en la Vuelta Ciclista a España. @ivoox https://go.ivoox.com/rf/90824770?utm_source=twitter&utm_medium=social&utm_content=audio&utm_campaign=tw_autopublish
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Camilo Alzate
2 de mayo, 2017 En 15:25
Por una vez estaremos en desacuerdo, amigo mío. Siendo el uso de la bicicleta tan difundido en todo el mundo, el ciclismo es un deporte absolutamente racista, quizá el mas de todos. Lo que pasa es que es un racismo silencioso.
De otro modo no se entiende que en la élite sólo haya blancos, y para más, blancos europeos casi todos. Nada más que los colombianos habían logrado colarse allí, a ese olimpo de privilegiados, desde lo años 80, no sin pocas dificultades dentro del pelotón. Si se impusieron, lo hicieron a fuerza, a coraje y pedalazos. Acordémonos de Verbruggen, el tipo de la UCI que quería hacer del ciclismo un deporte para blancos.
Ahora hay una tímida irrupción de corredores africanos negros, o de europeos descendientes de africanos y árabes. Pero es vergonzoso que se les trate como peones de brega en el pelotón, y mucho más que se los humille por su color de piel.
Saludos.
Iván Vega
3 de mayo, 2017 En 9:07
tu reflexión es muy buena y es algo que me he preguntado muchas veces. El ciclismo se abre a África y veremos qué recorrido tiene, porque si te das cuenta en modalidades como la pista hay naciones que tienen buena cuota y no son potencias en carretera.