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La historia de Sam Bennett en Gante-Wevelgem

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La imagen de Bennett vomitando en la Gante-Wevelgem fue el espejo del nivel en el fin de semana flamenco

En el desenlace de una histórica Gante-Wevelgem, Sam Bennett nos rompió el corazón desmoronándose en vivo y directo, cuando la carrera volaba hacia meta, incluso después del paso por la histórica ciudad de Ypres.

El irlandés era la única pieza del Deceuninck en el grupo de cabeza, ras el copo de Harelbeke, algo curioso, un selecto grupo en el que Wout Van Aert era el coco, pero los italianos la salpimienta.

Una mezcolanza de perfiles en la que Sam Bennett despertaba recelo, pues era, sobre el papel, el más rápido del grupo de privilegio de la Gante-Wevelgem, y decimos sobre el papel pues Van Aert ya había dado cuenta de Ewan en la inauguración de Tirreno.

Pasaron los muros, los empedrados, los tramos de tierra y Bennett aguantaba, el único azul, postulándose para defender la suerte de la manada en la Gante-Wevelgem.

Pero ocurrió lo que comentamos ayer, que Wout Van Aert iba con un compañero: Van Hooydonck aceleró un poco, Wout, que iba detrás, hizo el corte y Küng tuvo que acelerar.

¿Resultado?

Que Sam Bennett explotó, una explosión muy gráfica, cargada de dramatismo y hasta vómitos

«Venía confiado tras la Classic Brugge-De Panne, sabedor que iba a ser una carrera muy dura pero el desenlace superó mis expectativas, por el viento que lo rompió todo a 150 kilómetros de meta»

«Me encontré bien situado, en el abanico bueno con gente muy buena en estos terrenos y la certeza que teníamos que ir adelante. Al principio la diferencia era pequeña, pero se fue a los dos segundos cuando llegamos a los tramos decisivos»

«Trabajamos bien y llegué con buenas sensaciones al primer paso del Kemmelberg. Estaba bien en las subidas, aunque notaba como éstas socavaban mis piernas»

«Las sensaciones cambiaron en la tercera subida Kemmelberg, me vacié por no descolgarme y lo acabe pagando. Mis piernas iban a tope de ácido láctico»

«Mi error fue comer demasiado durante la carrera, no quería quedarme sin gasolina, pero me pasé y tenía el estómago lleno en la última hora de carrera, tanto que como la gente vio, acabé vomitando»

«Por esto y el esfuerzo acumulado pasé de un extremo a otro, estaba totalmente vacío. En ese momento sólo quedaba llegar a meta a mi ritmo y aprender de lo que me había sucedido»

Los recortes de Deceuninck sobre las declaraciones que Sam Bennett hizo tras su derrumbe en la Gante-Wevelgem son el espejo de lo que fue una carrera que puso broche a un fin de semana excepcional de ciclismo en Bélgica, la antesala de De Ronde.

Como en París-Niza en una de las etapas que ganó Roglic de amarillo, cuando Bennett va tocado o justo se ve a leguas, su figura se descompone sobre la máquina y los metros le caen a plomo…

Experiencias que, como él dice, seguro le servirán en el futuro.

Imagen: ©Tim De Waele/Getty Images

 

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