Opinión ciclista

Aficionado vs deportista ¿Quién debe ser más educado?

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La educación es un tema de todos, no sólo del deportista

¿Qué debería hacer el deportista? El domingo nos dejó, azarosamente, la imagen de sendos deportistas mandando callar al público que asistía al evento que disputaban.

Una fue la Gerard Piqué en el campo del Espanyol, que obviamente, siendo fútbol y en el momento que estamos, causa furor.

La otra pasó unas horas antes, en el Mundial de Ciclocross en Valkenburg. En un enfervorizado entorno hacia los colores naranjas, Eli Iserbyt, cruzó la meta primero y mandó callar al respetable.

O ¿hacemos mal al hablar de respetable?

De inicio, vaya por delante, que estos gestos nunca me han gustado. Creo que el deportista está formado, o debería estarlo, para convivir cuerdamente en los ambientes más hostiles que le toque vivir.

Conviene recordar que parte de sus abultados sueldos surge de ahí, precisamente, de la expectación y revuelo que generan.

Un deportista que pase sin pena ni gloria por los sitios obviamente no puede aspirar a esos niveles de ingresos.

El deportista debería estar muy por encima del entorno

En teoría, y digo en teoría, el deportista de alto nivel debe estar más o menos al corriente de los sentimientos de quien le va a ver, de sus preocupaciones y de sus puntos flacos. Digo en teoría, porque algunos viven al margen del mundo.

Encararse a la grada o a la cuneta para mandar callar, cuando estás saboreando la gloria que persigues, creo que no es el mejor retrato.

Incluso cuando se les ha increpado hasta la saciedad.

Dicho esto, también es cierto que el publico que paga una entrada, recibe eso, una entrada, no un cheque en blanco, para verter sus frustraciones en terceros.


En El Velódromo…

  • Jacques Anquetil sí que fue uno de los deportistas siempre en el ojo del huracán

No creo que le hagan un favor al deporte de sus amores priorizando el odio y la inquina a su teórica afición.

En teoría, y vuelvo a decir en teoría, la afición del ciclismo es más respetuosa que la del fútbol con los rivales de sus ídolos.

Ocurre desde hace un tiempo que muchos aficionados en grandes etapas de montaña se acercan a la cuneta en bicicleta, recorren parte del tramo que hacen sus ídolos, sobre una burra y eso, quieras que no les confiere una empatía, que el aficionado medio del fútbol a veces no tiene.

Sin embargo los ambientes cargados de las campas de ciclocross provocan que los corredores corran tocando al aficionado, y en todos los sitios, incluso en países que algunos ponen como modelo de todo, dígase Países Bajos, hay impresentables que se cargan de alcohol para soltar lo que no está escrito.

En ciclocross el deportista compite rozando al aficionado

Y creo que eso no es ser un buen aficionado, es más, es ser un desgraciado que va a los lugares con el propósito de buscar el desahogo que su vida no debe darle.

El buen aficionado entiende al deportista, le mira con admiración porque hacer cosas que él ni soñaría, admiraría su esfuerzo y sabría que por muy bueno que sea en los suyo no compite solo y delante tiene otros tantos dispuestos a ganarles.

Sólo así entenderíamos ese frágil equilibro sobre quién debe ser más educado, el aficionado o el deportista.

Incluso teniéndolo claro, no pondría la mano en el fuego, porque al final somo imperfectos seres humanos

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