Ciclistas
A Flecha lo que es de Flecha
Juan Antonio Flecha es un caso sintomático en nuestro periodismo deportivo. Nunca ha visto escrita una mala crítica sobre su praxis en carrera. Nunca. Nadie duda de su valor, ni de lo que ha aportado de modernidad a nuestro ciclismo. Desde sus primeros días en pro, siempre demostró que estaba en otro rol diferente al que marca a fuego el ciclismo español en sus generaciones. Declaró su amor por las clásicas y explotó sus posibilidades desde el momento en que dejó las cómodas huestes del Banesto por el exigente Fassa Bortolo de Ferreti.
Todo eso, y más cosas que comentaremos ahora, se lo reconocemos a Flecha. Sin embargo un juicio circular a este corredor también esconde los trazos de un ciclista errático, mucho, en la estrategia de carrera. Él mismo creo que convendrá con nosotros que su palmarés, aunque importante, no responde a la grandeza y esfuerzos que ha diseminado por media Europa.
El pasado domingo la carrera del catalán camino a Roubaix fue una especie de quiero y no puedo. No sabemos si tal imagen responde a que no estaba como antaño o que sencillamente la forma languidece por el natural paso de los años. De cualquiera de las maneras, Flecha estuvo presente en muchos momentos importantes de carrera, como siempre, pero no en el cumbre, también como siempre. Incluso cuando Cancellara cruzó la meta, su grupeto era doblado con el ciclista de Vacansoleil a la cabeza significándose en consecuencia como testigo directo del logro del suizo.
Las constantes variantes que una carrera como Roubaix ofrece situaron a Flecha en plaza de podio en más de una ocasión. Ello soliviantó a Perico Delgado y Amat Carceller –vaya tarde Amat- en la retransmisión de Teledeporte. Veían con buenos ojos tropecientos años después de estar ahí un podio, otro, del catalán. Hombre a estas alturas emocionarse ante tal posibilidad no es de recibo. A Flecha no le va de un podio, ni siquiera de un top ten más. Loar su valía es entrañable, pero contextualizarla en su ocaso táctico, menester.
Como decimos es posible que los años pesen y lastren, pero cuando las condiciones no son las originales conviene entonces echar mano de tácticas que en el caso de Flecha no son su fuerte. Vean la carrera de Vanmarcke por ejemplo. Se fue por delante, a distancia del obús suizo, para evitar que cuando éste se activara le llevara por delante. Al final le aguantó y cerca estuvo de derrotarle. A Flecha, algo, siempre algo, le falla. Un poquito. Un puntito.
Por el mismo motivo que siempre llegó al velódromo con corredores más rápidos, por la misma razón que O´ Grady se le fue,… incluso por averías y caídas que a sus rivales no les han perjudicado, no al menos en la misma medida que a él. La sempiterna duda de “qué hubiera pasado si” merodeará la estela de este corredor que se hizo grande en las clásicas pero que nunca las corrió como un adulto. Y es que sólo así se explica que una Het Niuewsblad adorne su palmarés adoquinado, un solo triunfo en medio de varios podios, muchos puestos de honor y multitud triunfos morales.
Wout Van Aert
Las certezas de la caída de Van Aert en Flandes
Esta caída redunda en la mala suerte de Wout Van Aert en las carreras que mejor le van
Qué forma de perderlo todo en un mal paso, pobre Wout Van Aert y también pobre Tiesj Benoot quien en un lance de carrera «propició» la caída de su líder.
Tiesj Benoot: "We were doing the leadout before Kanarieberg, they asked me to accelerate. I think Wout was standing up. He touched my back wheel, I feel quite shit about it actually. " #DDV24 pic.twitter.com/2b3NDahpb1
— Mihai Simion (@faustocoppi60) March 27, 2024
Señoras, señores, nos quedaremos con las ganas, no habrá Van Aert vs Van der Poel ni en Flandes, tampoco en Roubaix, ni siquiera en Amstel Gold Race.
Los quejidos de Van Aert tras la caída, sentado, con la espalda en carne viva, llorando de dolor físico y emocional, eso es brutal, como aquella vez que los gritos de Joseba Beloki sobrepasaban el ruido de motos coches y demás en aquel descenso del Tour de hace 21 años.
El ciclismo, tan bello e inspirador, se cobra víctimas en el momento más inesperado, en una maniobra de carrera de las que hay miles en cada lance y nunca pasa nada… hasta que pasa.
Wout Van Aert le había dedicado a esta primavera mimo, renuncia y trabajo, ahora todo a la borda, no puedo estar más triste por uno de los ciclistas que más admiro.
Pensar en el espectáculo del que se nos ha privado es lo primero que nos viene a la mente y es lícito y humano, pero joder, dadle una vuelta al estado de forma que el corredor ha estado construyendo durante meses y que se vaya de esta manera.
Eso es peor si cabe, aunque por suerte, sus lesiones tienen recuperación relativamente sencilla, si bien las morales, esas pesarán más días y noches.
Lo de Visma en esta primavera es para hacérselo mirar, y no por que ellos se lo hayan buscado, les ha venido, como un tsunami selectivo y se ha llevado por delante el «escuadrón» de la primavera.
Eso sí, con Van Aert en ambulancia camino del hospital, han retomado el paso, se han ido a por la carrera y Matteo Jorgenson, sobre quien escribía esta mañana que podría ser el otro Van Aert en el Tour, ha solventado con maestría.
En fin, que el ciclismo te lo da, el ciclismo te lo quita, aunque lo de Van Aert en estas carreras empieza a ser algo así como una maldición china.
Ciclismo de carretera
¿Es Jorgenson el nuevo Van Aert de Visma?
La polivalencia de Jorgenson se acerca a ser sustituto del belga en el Visma del Tour
El salto de calidad que Matteo Jorgenson ha dado en el Visma es una de las noticias del año.
Capaz de ganarle la Paris-Niza a Evenepoel y Roglic, dos del «big 6» y estar delante en una grande de los adoquines como Het Nieuwsblad y Harelbeke, el americano es uno de los pocos corredores que veo un día pudiera aspirar a entrar entre los más grandes.
No lo está aún, como vimos en Harelbeke, donde se dedicó, como todo su equipo, incluido Van Aert, a apagar los fuegos que Mathieu Van der Poel se dedicó a encender por doquier.
Los amarillos tienen una piedra en el zapato de las clásicas con el neerlandés.
En todo caso, a nadie se le escapa que Jorgenson ha llegado para mejorar, y mucho, el bloque del Visma.
Con los nuevos planes para Wout Van Aert, pendiente del Giro y la Vuelta, sin el Tour en su calendario, alguien debe asumir parte del rol del belga sobretodo en el Tour de Francia.
Hablar de Van Aert en la mejor carrera del año es hacerlo de un ciclista omnipresente, en todos los charcos, en todos los cortes, un seguro de vida para el doble ganador de la carera, Vingegaard, y, para más inri, un rematador excepcional, con triunfos de etapa en todos los terrenos, desde el Ventoux a Campos Elíseos, pasando por las cronos.
Visma afrontó con éxito el pasado Tour sin Primoz Roglic, con las dudas que ello generó a priori, y ahora plantea la mejor carrera del mundo sin el bagaje de Wout Van Aert.
Sin embargo, al mismo tiempo crece, Matteo Jorgenson, quien además de conocer el Tour, es lo más parecido que tienen a Van Aert.
No creo que el americano llegara a la opulencia física que luce el belga en Francia, pero ojo a la cantidad de agujeros y momentos decisivos que puede decantar el ex del Movistar.
Lo hace todo bien, se mueve en todos los terrenos, siendo excelente para jornadas como la del sterrato y en la montaña, donde tendrá relevancia como su compatriota Sepp Kuss.
A Jonas Vingegaard le importa mucho el poder del equipo, en especial por esta escalada que existe entre Visma y UAE, de ahí que nos queden poquitas carreras para ver a Jorgenson antes de que compita en el Tour.
Egan Bernal
Volta: Egan Bernal ha ganado su carrera
El podio de Egan Bernal en la Volta no puede ser el final del trayecto
Cuando Egan Bernal afrontó el tramo final de esta Volta en Montjuïc le debieron venir algunos recuerdos.
Aún tengo su imagen inmóvil en el suelo en la entrada de la última curva, hace seis años por una tremenda caída que provocó su abandono, tras haber sido una de las sensaciones de la carrera.
Al año, Egan Bernal sería podio en la Volta, tercero, tras Miguel Ángel López y Adam Yates en unas semanas en las que el colombiano era el centro del ciclismo mundial, ganador en Niza, días antes, se haría con el Tour de Francia, meses después.
A mi Egan Bernal siempre me ha gustado, la naturalidad, el desparpajo unidos a una calidad ciclista brutal que ha tenido su antes y después en el accidente de hace poco más de dos años.
Lo suyo ha sido una carrera contra los elementos, de a ver si sale vivo a volver a pisar el cajón de una carrera World Tour hay un trecho que el flaco colombiano se ha zampado sin más.
Dijo cuando la caída que afrontaba la carrera más importante de su vida, pues bien puede decir que la ha ganado.
El Egan Bernal de antes del accidente, lo recordaremos era un espectáculo sobre la bicicleta, venía de ganar un Giro y de armar una gran jornada camino de los Lagos en la Vuelta a España-
No tenía la infalibilidad de los eslovenos, pero sí carisma, luz y foco.
Hoy está como entonces, Egan Bernal vuelve al nivel en el que estaba.
No sé si ganará otra grande, ojalá la Vuelta, pero se ha cargado todos los pronósticos que decían que no volvería a ser el mismo.
Su Volta a Catalunya ha sido como es él, no ha estado al nivel de los dos primeros, pero sacóo la cabeza en medio de una muy buena selección de ciclistas cuajando una excelente etapa en el Berguedà, que le valió hasta que Mikel Landa no le disputara la bonificación que tanta falta le hacía.
Y ahí estuvieron los tres del podio haciéndose una selfie.
Ahora ¿qué será lo siguiente?
Volver a ganar estaría bien, optar a la Vuelta, lo firmaría, aunque él, mejor que nadie, sabe como se las gastan los dos cocos, Egan Bernal acompañó a Vingegaard en el podio de O Gran Camiño y a Pogacar en éste de la Volta.
Imagen: Volta Catalunya
Tadej Pogacar
Volta: ¿Es aburrido Tadej Pogacar?
La forma en la que Pogacar sentencia las carreras como la Volta no deja alternativa
Miradlo, ahí en la meta de BCN, haciendo el cuatro sobre las etapas que Pogacar que se llevó de la Volta a Catalunya.
Podría haber sido una quinta si la inaugural la cosa hubiera caído de su lado, pero se vio algo desasistido por el equipo.
En todo caso que una carrera de siete días, en medio del World Tour, se sentencie el segundo día es algo a lo que no podemos resignarnos.
Ahora mismo Tadej Pogacar bebe de otro lado en vueltas por etapas y es más, dudo que el Vingegaard del mes de marzo pudiera hacerle sombra, otra cosa, ya lo sé, es el Tour.
Pogacar ha hecho y desecho una sencillez en esta Volta que sólo mentar sus dos compañeros de podio, Landa y Bernal, ya frustración que demostraban en sus declaraciones, es suficiente para hacer una buena foto de la realidad.
¿Es aburrido verle ganar así?
En parte sí, sentencia de una manera, come la moral de los rivales a tal escala, que no es la mejor fórmula de éxito y espectáculo para una carrera.
Esto es un hecho indiscutible, luego está lo que nos hace sentir él.
Cuando vemos competir al esloveno tenemos la certeza de que asistimos a algo único, mágico, eterno…
Son esas cosas que sabes que tardarás en volver a ver, eso es un hecho, como cuando ves a auténticos genios en lo suyo y eso que hacen de apasiona como es el caso del ciclismo entre los que leen este mal anillado cuaderno.
Tadej Pogacar revienta, literal y efectivamente, por donde pisa, es un fenómeno que traspasa al ciclismo y eso es bueno para este deporte.
Su forma de ganar, la empatía que muestra, la alegría por el trabajo bien hecho y el amor por la bicicleta, todo es una gozada, y compensa las primeras sensaciones de desánimo entre los rivales.
No he visto muchos así, más bien contados con los dedos de una mano, por eso larga vida al rey, porque además de lo que nos ofrece de inmaterial, nos va a dejar un de los mejores palmarés de la historia del ciclismo.
Imagen: UAE Team Emirates
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