Ciclistas
Valverde no cuaja más allá de los Pirineos
En la mitología romana, Saturno era un prominente dios de la cosecha. Representado siempre con una hoz en la mano, pudo reinar gracias a un pacto con su hermano mayor Titán, que le cedió el honor con la condición de que no podría engendrar hijos. Cuando Saturno tuvo descendencia con Ops, no le quedó más remedio que devorar a cada uno de sus vástagos, un destino del que sólo se salvaron Júpiter, Neptuno y Plutón.
España podría, en ocasiones, compararse con Saturno. Un país que, y aquí nos ceñimos al ámbito deportivo, ha dado una gran cantidad de hijos pródigos que fueron devorados con crueldad infinita cuando dejaron de ser útiles. Algunos, incluso –los motivos son tan variopintos como incomprensibles–, cuando estaban en lo más alto de sus reinados. Otros, como los tres hijos de Saturno que Ops decidió ocultar, se salvaron de la quema. Ahí tenemos a los Gasol, a los Nadal… y, por el momento, a Valverde. Ese murciano que nos ha regalado el pasado fin de semana en Lieja su última –por el momento, porque seguro que hay más por llegar– genialidad. Un país entero rendido a sus pies. Un triunfo épico que se suma a una larga lista.
Pero el mayor logro de Alejandro Valverde es, probablemente, ser querido y respetado por sus compatriotas. Algo que ya hemos dicho que no siempre es fácil. Incluso, como es el caso del murciano, cuando su estilo de correr –las famosas Valverdadas–, su elección de calendario y su paso por la Operación Puerto podrían haberle colocado en el disparadero del oportunismo crítico. Todo ello ha quedado, sin embargo, reducido a la mínima expresión gracias, sin duda alguna, a una forma de ser peculiar. No dará grandes titulares. No se mojará en grandes asuntos. No es un tipo mediático, que parece ser la vara de medir la popularidad hoy en día. En resumen, no es un candidato ideal para un reality de la cadena amiga. Y, seguramente por todo eso, le vemos como el vecino de al lado. Una persona normal. Una suerte de primus inter pares que cae bien.
Pero, eso sólo sucede en España. Fuera de nuestras fronteras la historia es distinta. Valverde no cuaja. El mercado anglosajón, que se ha hecho con el control mediático del ciclismo –este es un tema a tratar otro día y en el que tenemos que hacer muchísima autocrítica los medios de los países históricos–, le tiene ganas.
Este mismo mes, he publicado una extensa entrevista con él en la revista inglesa Procycling, cuyo punto de partida no era otro, y esto me sorprendió, que presentar a Alejandro Valverde al gran público. La dirección de Procycling –y esto es algo que hay que reconocerle y alabarle– me sorprendió afirmando que Valverde es un tipo que no cae especialmente bien –nótese el eufemismo– en el Reino Unido. Sin embargo nadie que le conociese para poder haberse formado esa opinión, me dio una sola instrucción: “no puedes hacer una entrevista-masaje, pero no queremos enfocarla hacia los prejuicios que aquí podamos tener”. En otras palabras, si el tipo realmente es buena gente, que se refleje. Si es un impresentable, que se refleje. Queremos conocerle de verdad.
No sé –no lo creo– que una entrevista pueda cambiar la percepción que se pueda tener del corredor, aunque me quedo con una conversación posterior con mi editor en la que se mostraba gratamente sorprendido por la imagen del corredor. El problema de Valverde no es tanto, como él reflexionaba en esa entrevista (se puede leer en español e íntegra en las cuatro entregas de Ciclo 21), la barrera idiomática. El problema de Valverde es, a partes iguales, su pasado y su superioridad.
A nadie se le debe de escapar, y no es mi intención juzgarlo, que en muchos países existe una conciencia colectiva y, quizá, hipócrita de tolerancia cero que se administra al antojo. Podría, seguro, Valverde haber superado su pasado como lo ha hecho en España, pero ahí nos encontramos con su segundo bendito problema: es inmensamente superior a casi todos. Hablando en plata: se ha encargado de joderle el palmarés y los grandes triunfos a corredores de todas las grandes potencias. Ha mancillado a italianos, belgas, holandeses, franceses, británicos, americanos… y eso, amigos, nos se perdona.
Valverde es profeta en su tierra, pero no conquista otros reinos. Ni falta que le hace. Él ha llegado a ese punto en su carrera, como me decía en esa entrevista, en la que corre para divertirse y divertir. Para disfrutar y hacer disfrutar. Para que sentir el calor de su público. Y eso tiene una derivada importantísima para nuestro ciclismo: ayuda a las carreras más pequeñas. Da nombre y caché a pruebas como Mallorca, GP Miguel Indurain o Vuelta a La Rioja, por nombrar sólo los ejemplos de este 2015. Eso, aunque sea una derivada, es algo importantísimo. Por eso se le quiere y se le respeta. Porque gana. Porque da espectáculo. Porque hace disfrutar. Porque ayuda al ciclismo.
A él, en el fondo, me da la impresión de que le da absolutamente igual que le quieran más o menos al norte de los Pirineos, al este del Mediterráneo, al Sur del estrecho o al oeste del Atlántico. Creo que a sus 35 años todo eso le da igual. De la misma manera que le dan igual esas críticas que le lanzamos aquellos que pensamos que debería de olvidarse del Tour y centrarse en hacerse todavía más grande en las carreras de un día. Él va a la suya. A quien le guste, bien. A quien no le guste, bien también. Y, ¿saben qué? En el fondo, le respeto por ello. Porque se lo ha ganado. Porque eso le hace feliz. Porque, haciendo las cosas de esa manera, nos regala momentos como la Lieja del pasado domingo, donde nos hace felices a los demás. En definitiva, porque si no lo hiciese de esa forma, no sería Valverde. Sería otro hijo más devorado por Saturno.
Por Nicolas Van Looy
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Ciclistas
Carlos Rodríguez es bueno pero no lo tiene nada fácil
Que Carlos Rodríguez acabe ganando una grande es complicado
Me puedo imaginar, sin haberlo escuchado, sin haberlo visto, a mucha gente haciendo cábalas sobre el futuro de Carlos Rodríguez en el momento que cruzó primero la meta de Morzine, en el pasado Tour.
Es el viejo vicio que siempre viene en estos casos, cuando alguien logra algo así ya queremos auparlo a lo más alto obviando que esto es largo, también difícil, y que estos chavales no corren solos.
En en caso de Carlos Rodríguez se suma además que este chaval se hace querer como pocos: educado, correcto, culto, capaz, asequible y excelente ciclista.
¿Cómo no quererlo?
Puse la foto de este post de Carlos en la salida del Tour desde Bilbao, junto a Tom Pidcock, para ilustrar de una forma rápida lo que tiene a su favor y rodea al ciclista andaluz.
Durante el Tour de Francia, transcurrieron unas etapas en las que el inglés y Carlos Rodríguez iban a la par en la general, hasta que el irregular Tom se descolgó.
En esos días, muchos ya daban por seguro que Carlos iba a ser el líder de Ineos, pero llamé la atención a cómo funciona este equipo, y es que el mejor de los dos sería el líder y si, por un casual, Pidcock se ponía por delante en la general, las ayudas del equipo iban a ser para él.
Y no por el hecho de ser inglés y deberse a un equipo inglés iba a pasar por delante de su compañero español.
En el momento que Carlos fue mejor, el equipo se centró, en lo que pudo en él, y no hubo discusión.
Hablo de este aspecto, para ilustrar que en la trayectoria de un ciclista a estos niveles hay tantas cosas, que al final, la más inesperada puede decantar la balanza.
Eso pudo suceder aquí, pero no.
En todo caso, decir que Carlos Rodríguez va a ganar esto o aquello es tan arriesgado como pensar que no lo va a lograr.
De hecho es más fácil que no lo consiga.
Yo creo, de inicio, que lo tiene muy difícil y que quizá le convenga, si quiere ganar una grande, elegir muy bien las carreras y quién va a estar en cada una, pero como no debe tener prisa, es muy joven aún, si sigue fogueándose con los mejores, perfecto.
La realidad de Carlos Rodríguez no debería mezclarse con la edad, cada uno explotará cuando le toque y en el momento que el cuerpo le dé de sí.
A diferencia de Juan Ayuso, Carlos Rodriguez se ha reivindicado algo más mayor y esto sigue siendo una carrera de fondo, por mucho que algunos estén siempre mirando el DNI.
Tiene talento, es inteligente, sabe hacer grupo y muy importante, siempre está, siempre es una opción y eso es una garantía de que. a la larga, el éxito acabe llegando.
Entre tanto tenemos ciclista muy bueno, y no sólo para el Tour,
Imagen:A.S.O./Aurélien Vialatte
Remco Evenepoel
Top23 Remco Evenepoel, always welcome
Con el fiasco del Giro, el año quedó desordenadamente perfecto para Evenepoel
Remco Evenepoel, 23 años y 50 victorias en el ciclismo profesional, una estadística casi redonda que retrata a un fenómeno sobre ruedas, del ciclismo, en su faceta de anotador y klller en la carretera, pero que no proyecta la enorme presencia física y espiritual que el corredor despliega sobre este deporte.
Pogacar y Remco, destacados
Le seguirían Roglic, Kuss y Geraint
VdP y WVA son terribles en carretera pero sin esa chispa fuera de ella— JoanSeguidor (@JoanSeguidor) November 23, 2023
En un ranking de carisma, de presencia, de enormidad ciclista dentro y fuera de la carretera, creo que la lista tendría a Evenepoel siempre muy arriba.
Un peso específico que se gana en competición, pero también fuera de ella, con un carácter que abruma y destacada sobre un pelotón que en ocasiones se deja llevar mucho por lo que llamaríamos «el molde».
Remco Evenepoel sabe perfectamente que el carisma viene de serie, él lo tuvo siempre, pero que si lo mezclas con la grandeza de los números, entonces ya tienes la cuadratura del círculo.
Dijo una vez Lefevere que el trabajo que hace su pupilo belga es tan bestia, tan minucioso, que a veces hasta le da pena.
Lo dijo él, Patrick, espero que no ebrio, sobre uno de sus muchachos, él, que casi siempre es el más crítico de la clase.
Puedo imaginar el camino que Remco Evenepoel recorrió para preparar el Giro de Italia, fue tan brutal que el año que viene posiblemente no lo repita.
Por eso, cuando abandonó la carrera, la versión oficial hablar de Covid, las otras simplemente divagan, me imagino la decepción.
Evenepoel centró su año en la grande italiana y con ella en la cuneta, la temporada quedó huérfana, una temporada que ya traía toda una Lieja-Bastogne-Lieja a las espaldas.
Quizá por eso, vimos al corredor que luego vino, el ciclista que arremetió de salida contra la Vuelta a España en todos los sentidos, en el crítico con la crono inicial y la caída en la meta de Andorra y en el competitivo con tres victorias e infinitas escapadas hasta el mismo día de Madrid, condicionando a los velocistas y sus equipos en el último metro.
El Remco desencadenado es el que queremos, más allá de la solidez de una general de gran vuelta y esas cosas, que yo creo que un día sacará adelante, un ciclista indescifrable, sorprendente que sólo debes querer ver correr, por mucho que a veces no sea capaz de contener, admitámoslo, el niñato que lleva dentro.
Ciclistas
Madis Mihkels no conoce las sensibilidades del aficionado
El vídeo de Madis Mihkels entrenando bajo la nevada no mola entre los fans
Claro que un ciclista puede colgar lo que le venga en gana, y si Madis Mihkels comparte su entrenamiento bajo y sobre la nieve recién caída, es lo que hay.
Madis Mihkels training in Estonia 🥶 pic.twitter.com/9HhFkelC14
— Intermarché-Circus-Wanty (@IntermarcheCW) November 21, 2023
El problema es el contexto en el que llegan estas imágenes tras otro año en el que los ciclistas se han plantado en ciertas situaciones de frío y mal tiempo.
Con lo sucedido en O Gran Camiño o en una de las etapas del Giro de Italia, sin olvidar la primera jornada de Barcelona, un clásico en estos terrenos, sorprende ver a Madis Mihkels entrenando en unas condiciones que no desearíamos a nuestro peor enemigo.
El tema del clima adverso y el ciclismo es una cuestión muy mal resuelta y lo peor es que no sé a quién mirar o culpar.
Recuerdo la charleta que tuvimos con Sergio Román Martín y Pello Ruiz Cabestany después de lo sucedido en O Gran Camiño dónde poner los límites para parar o suspender una carrera por mal tiempo.
Una conversación que tuvo el punto de vista del aficionado, pero también de las calamidades que Sergio admitió pasó en aquella famosa etapa.
Nosotros no queremos que el ciclista se exponga a salvajadas como las del Gavia del Giro 88, algo similar, por cierto a lo que se expone Madis Mihkels en su entremiento, pero tampoco nos parece bien que el ciclismo pierda la dureza y riesgo que siempre le han caracterizado, pues en el camino quedarían valores que aún lo hacen atractivo a los espectadores.
Ver a ciclistas como Madis Mihkels o algunos que entrenan por Andorra en unas condiciones extremas y lo suben a las redes y luego presenciar plantes, amenazas y reuniones en algunas competiciones cuando el tiempo se complica es incoherente y no habla bien del colectivo.
Y eso es una realidad tan tangible como la nula necesidad del ciclista del Wanty a exponerse a esas condiciones.
Ciclistas
Top23 Nada se le resiste a Sepp Kuss
Para Sepp Kuss el año que acaba es difícil de mejorar
Hace un año y poco, Sepp Kuss se pasó por nuestro podcast de la mejor forma que le conoce, con sonrisa eterna, simpatía sincera y proximidad en su forma.
&
Una intervención en la que se preguntaba por qué no optar un día a la general de una gran vuelta.
Un anhelo respondido ante nuestras preguntas, en el que tiró de coherencia diciendo que a él, eso de estar perfecto todos y cada uno de los días de tres semanas de carrera era muy complicado.
Pero lo ha logrado, de la forma más inesperada posible, dejando por sentado que si uno es bueno para los demás, también puede serlo para sí mismo.
Qué diferente le resulta la vida ahora mismo al de Durango, si se compara con el de hace un año.
Qué cambio tan radical, hoy se ve con una vuelta de tres semanas y de golpe en el escalón dos del mejor equipo del mundo, con Roglic fuera, lo que implica que en el futuro inmediato le va a tocar luchar de nuevo por una carrera de las grandes.
Pero mientras esperamos sobre la suerte de Kuss en lo que ha de venir, saboreamos su Vuelta a España como el ejemplo vivo de que en el ciclismo la justicia, a veces, es justa.
Con Roglic y Vingegaard en la terna de favoritos, Kuss se beneficio, sin duda, del equipazo que Jumbo llevó a la Vuelta, pero al mismo tiempo supo estar al nivel que exige competir en un equipo tan potente, un equipo histórico.
Porque el americano tomó el liderato en una de esas escapadas que se medio permiten y luego te arrepientes, pero a continuación desplegó todo lo necesario para llegar de rojo hasta el final.
Poderío físico, pero también mental, pues se jugó los cuartos contra los dos mismos líderes para los que había trabajado en Giro y Tour anteriormente.
Quien crea que por el hecho de pertenecer a Jumbo a Kuss le cayó la Vuelta llovida del cielo, se equivoca.
El americano ha demostrado que ha sabido dar el paso, ha sido regular y sólido, y en ciertos momentos incluso superior a sus compañeros de podio, en teoría los líderes y todo tras completar las otras dos grandes, en las que había sido decisivo, sin menospreciar una buena plaza en la general.
2023 ha sido el año que esperaba para ver si era capaz, ahora a ver de qué es le depara el que viene…
Imagen: UNIPUBLIC / SPRINT CYCLING AGENCY
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Pedro Perez
9 de mayo, 2015 En 2:37
lo primero es felicitarte te leo diariamente. creo que tienes animadversion a contador. odio el potenciometro del sky. leo las historias de lapize en el tourmalet de coppi bartoli en el giro. de bahamontes en su locura. amo este deporte como los que te leen. y lamento tu animadversion al unico español que intenta dar espectaculo mas alla del ultimo km. don alberto. he ido dos veces a ver la vuelta en directo 2011 2012 y no sabes la inmensa emocion qie me dio verlo solo comparable a los heroes de la recopa. deberiamos añadir como explota su imagen para potenciar su deporte